Más de cincuenta chicas y chicos de cuatro centros de
convivencia barrial participan de la 7º edición del proyecto que busca generar
un acercamiento al río a través de actividades recreativas.
El verano está a pleno en la costanera de la ciudad.
Desde temprano, decenas de rosarinas y rosarinos se acercan diariamente a La
Florida para disfrutar la temporada en contacto con el río y la naturaleza.
Pero cada lunes y miércoles, el balneario cuenta con una presencia especial:
los cincuenta jóvenes de distintos barrios del Norte que participan de Barrios
de Cara al Río.
Desde 2012, el programa socieducativo busca acercar al
ámbito ribereño a jóvenes de 12 a 15 años que asisten a los centros de
convivencia barrial Nuevo Alberdi, Travesía, La Esperanza y Los Cedros. En su
séptima edición, la actividad se mantiene ininterrumpida y la convocatoria
intacta.
Barrios de Cara al Río se lleva adelante con la idea de
transmitir a los jóvenes una mirada responsable e integral del uso del espacio
costero y su disfrute. En el corazón del proyecto están educadores de los CCB y
de la Dirección de Juventudes (que se suman para la actividad veraniega) y
profesores de educación física de la Subsecretaría de Deportes. En total, forma
un equipo de quince personas que trabaja cotidianamente con los jóvenes, formando
verdaderos lazos de confianza y contención.
“Es un programa que tiene que ver directamente con la
inclusión, con la garantía de derechos, de acceder al río y a su vez aprender
una disciplina deportiva que genera nuevos hábitos. Acá los chicos de los distintos
barrios se encuentran. Esta es una forma de que muchos adolescentes y jóvenes
no pasen por situaciones violentas”, indica Mónica Peralta, subsecretaria de
Desarrollo Social.
Cada jornada, que se extiende de 9 a 13, las chicas y los
chicos realizan múltiples actividades organizadas en estaciones rotativas:
natación, canotaje y Orilla Recreativa. Mientras las dos primeras incluyen la
práctica deportiva y la diversión responsable en el río, la tercera “abarca
diferentes propuestas culturales o recreativas”. Así lo explica Pablo D’Orazio,
educador de CCB Los Cedros y uno de los fundadores del proyecto.
En esta oportunidad, un miércoles caluroso de enero, hay
una propuesta tan especial como tradicional para la dinámica cotidiana: una
clase de cocina rústica y tradicional. De la mano de Rita y Susana (mejor
conocida como La Gringa), dos cocineras históricas de los CCB, los jóvenes
ponen literalmente manos a la masa. Es que esta vez el menú son tortas asadas
al horno de barro. El año anterior, tocaron tortas fritas. Mientras ellas y
ellos les dan formas de peces de río a los bollos previamente armados por las
expertas, D’Orazio acomoda las brasas unos metros más lejos.
La seño Amalia, abocada a coordinar la Orilla Recreativa,
les cuenta a los que pasan por la estación que la Gringa es isleña de origen y
su especialidad son las empanadas de pescado. Rápidamente, chicas y chicos
preguntan dónde queda el Paraná Grande, qué pescados se comen, y despliegan un
amplio conocimiento sobre la fauna ribereña.
Si bien en algunas jornadas la Orilla Recreativa convoca
actividades especiales como una clase de cerámica de inspiración Chaná, hay
otras más frecuentes como el taller de periodismo. “Todos los días intentamos
hacer un registro de lo que pasó en el día, como una crónica, y además hacemos
entrevistas a pescadores, a gente que trabaja en La Florida, a los mismos
bañistas”, relata el profe Javier.
Ante la presencia de un medio de comunicación local, una
de las chicas no deja pasar la oportunidad. “¡Hay que entrevistar al que
entrevista!”, exclama mientras rápidamente se preparan los elementos para la
nota. Uno de los entusiasmados es David, de 14 años y con varios de participación
en el proyecto. Desde el CCB La Esperanza llega con ganas de todo y dice que le
gustaría probar con el periodismo. “Y si no, con los deportes”, asegura,
aclarando que el fútbol es su favorito.
Mientras bajo la sombra se lleva adelante la clase de
cocina y las entrevistas, cerca del río hay más movimiento. La clase de
natación, que se desarrolla íntegramente dentro del espacio de boyado seguro
del balneario, propone practicar con una tabla y ensayar un rescate. Araceli,
Luciana y Samira salen del agua para contar cuánto les gusta la experiencia y
les cuesta decidirse por una estación favorita.
A unos metros, chicas y chicos se montan entusiasmados y
de a pares en los kayaks y botes a disposición. En grupo, reman hasta el final
de La Florida y regresan, con ganas de más. Apenas salidos del agua, dos chicos
de 14 y 12 de Nuevo Alberdi aseguran que “por esto, vale la pena levantarse
temprano”, y no dudan en invitar a sus amigos del barrio a participar el
próximo año.
Otra tradición de Barrios de Cara al Río es el cruce
anual con los jóvenes, que este año tendrá lugar el 6 de febrero. Además, los
más experimentados se embarcarán por primera vez en una travesía costera por la
isla. “El kayak es una atracción pero también es un derecho. Es entender que no
es un deporte para pocos. El kayak ya es parte de sus vidas. Para nosotros, más
que una actividad es una forma de vincularnos con el río y con la ciudad”,
afirma Rocío González, directora de Juventudes.
Cuando termine el verano, no habrá despedidas. De marzo a
noviembre, los encuentros continúan en los CCB trabajando cuestiones más
teóricas referidas al medio ambiente, y siempre tomando como eje algún tema
relacionado al río y su entorno natural. Además, hay natación en pileta
climatizada en un club de zona norte a partir de un convenio firmado con la
Municipalidad: en 2018, el elegido fue el Club Teléfonos Rosario.