A principios del mes de enero del actual año en curso 2018, la Organización Meteorológica Mundial confirmó que los años 2015, 2016 y 2017 han sido los tres años más cálidos de los que se tienen datos a nivel histórico. Esto constituye para la comunidad científica mundial, una clara señal de la continuidad del cambio climático a largo plazo causado por el aumento de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero.
La Comisión
de Ecología y Medio Ambiente ha considerado el proyecto de Declaración
presentado por los Concejales Pablo Javkin y Osvaldo Miatello, el cual expresa:
“Visto: La
alarmantes conclusiones de los estudios realizados por la Organización
Meteorológica Mundial (OMM), respecto del cual se han monitoreado los eventos y
estudiado los comportamientos climatológicos a nivel global durante los años
2015 a 2017, y
Considerando:
Que desde el año 1993, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), publica el
resultado de sus estudios anuales sobre el estado del clima mundial.
Que durante
más de dos decenios, estas evaluaciones se han publicado en los seis idiomas
oficiales de las Naciones Unidas con miras a informar a los gobiernos, los
organismos internacionales y otros asociados de la OMM sobre las tendencias
climáticas mundiales y los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos y
destacables a escala nacional y regional.
Que según destacaba
ya el estudio, en su informe publicado para el año 2015, el estado del planeta
hizo historia debido a la existencia de "temperaturas máximas sin
precedentes, olas de calor intensas, un total extraordinario de
precipitaciones, sequías devastadoras y una actividad excepcional de ciclones
tropicales".
Que también
se señala que en 2015 hubo "temperaturas máximas sin precedentes de la
superficie terrestre y de la superficie del mar, un calentamiento de los océanos y un aumento del nivel del mar ininterrumpidos,
una reducción de la extensión de los hielos marinos y fenómenos meteorológicos
extremos en todo el mundo".
Que de esta
forma se concluía hace ya tres años, que "El ritmo alarmante de cambio
climático que estamos observando como resultado de las emisiones de gases de
efecto invernadero no tiene
precedentes en los registros modernos".
Que en 2015,
la temperatura media global en superficie batió todos los récords anteriores
por un margen amplio, con valores de aproximadamente 0,76ºC por encima de la
media del período comprendido entre 1961 y 1990, debido a un intenso episodio
de “El niño” y al calentamiento global provocado por las actividades humanas.
Que asimismo
el trabajo sostenía que, “dado que el 93% del exceso de calor queda atrapado en
los océanos, el contenido calorífico del agua oceánica hasta una profundidad de
2.000 metros también alcanzó un nuevo
nivel máximo.”
Que un año
después de este informe, David Carlson, director del Programa Mundial de
Investigaciones Climáticas, sostuvo que "Las temperaturas
sorprendentemente elevadas que se han registrado hasta ahora en 2016 han
causado conmoción en la comunidad
científica del clima".
Que el
comportamiento del clima mundial durante el año 2017, no ha variado este
alarmante escenario.
Que efectivamente,
a principios del mes de enero del actual año en curso 2018, la Organización
Meteorológica Mundial confirmó que los años 2015, 2016 y 2017 han sido los tres
años más cálidos de los que se tienen datos a nivel histórico. Esto constituye
para la comunidad científica mundial, una clara señal de la continuidad del
cambio climático a largo plazo causado por el aumento de las concentraciones
atmosféricas de gases de efecto invernadero.
Que el
trabajo destaca que si bien el año 2016 sigue manteniendo el récord mundial
como año más cálido, el 2017 le sigue por haber sido el año más cálido sin el
fenómeno de El Niño, el cual puede provocar un aumento de las temperaturas
anuales mundiales.
Que en un
análisis consolidado de cinco de los mejores conjuntos internacionales de
datos, realizado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), revela que la
temperatura media mundial en superficie en 2017 superó aproximadamente en 1,1°
grado Celsius a la de la era preindustrial.
Que el año
2016 continúa siendo el más cálido del que se tenga registro (1,2 °C por encima
de la era preindustrial). Tanto en 2015 como en 2017 las temperaturas medias
mundiales superaron en 1,1 °C las de los niveles preindustriales.
Que el
Secretario General de la OMM, Petteri Taalas, sostuvo que “La tendencia de la
temperatura a largo plazo es mucho más importante que la temperatura de cada
año, y esa tendencia es al alza”. “De los 18 años más cálidos de los que se
tienen datos 17 se han registrado en este siglo, y el grado de calentamiento de
los tres últimos años ha sido excepcional.
El calor en el Ártico ha sido
especialmente intenso, lo que tendrá repercusiones profundas y duraderas en el
nivel del mar y en las características meteorológicas de otras partes del
mundo”.
Que la
temperatura media mundial en 2017 fue superior en aproximadamente 0,46 °C a la
media a largo plazo del período 1981-2010 (14,3 °C). Los Servicios
Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales utilizan este período de referencia de
30 años para evaluar los promedios y la variabilidad de los principales
parámetros climáticos, tales como la temperatura, la precipitación o el viento,
que son importantes para los sectores sensibles al clima, como son la gestión
del agua, la energía, la agricultura y la salud.
Que además
del calentamiento global que se produce como consecuencia del aumento de los
niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera, el clima también varía
naturalmente debido a fenómenos como El Niño, que genera un aumento de la
temperatura, y La Niña, que trae aparejado un descenso de la temperatura. El
intenso episodio de El Niño 2015/2016 contribuyó a que se registraran
temperaturas sin precedentes en 2016. Por el contrario, 2017 comenzó con un
episodio de La Niña muy débil y terminó con uno débil.
Que el
Secretario General de la OMM, Petteri Taalas también sostuvo que “Las
temperaturas solo cuentan una pequeña parte de la historia. En paralelo a las
temperaturas cálidas de 2017 se produjeron fenómenos meteorológicos extremos en
muchos países del mundo. Los Estados Unidos de América tuvieron que hacer
frente al año más costoso en términos de desastres meteorológicos y climáticos,
mientras que en otros países se constató un desarrollo más lento o un retroceso
del mismo como consecuencia de los ciclones tropicales, las crecidas y las
sequías".
Que
efectivamente, una temporada ciclónica muy activa en el Atlántico Norte, las
grandes inundaciones causadas por los monzones en el subcontinente indio y
continuas sequías graves en zonas del África Oriental contribuyeron a que 2017
fuese el año en que se documentase el mayor número de pérdidas económicas
relacionadas con fenómenos meteorológicos y climáticos extremos.
Que el último
informe de la OMM publicado en el mes de marzo de 2018, y relativo a los
estudios centrados en el comportamiento del clima durante el año 2017, destaca
que en 2017 se registraron temperaturas medias mundiales de alrededor de 1,1 °C
por encima de los niveles preindustriales. La temperatura media mundial del
período comprendido entre 2013 y 2017 es la media quinquenal más elevada jamás
registrada. Los nueve años más cálidos jamás registrados se han dado a partir
de 2005 y los cinco más cálidos de todos ellos a partir de 2010.
Que así, en
el comienzo de 2018 se mantiene la tendencia de 2017: las condiciones
meteorológicas extremas continúan cobrándose vidas y destruyendo medios de
subsistencia. En el Ártico se observaron temperaturas excepcionalmente altas,
mientras que las zonas densamente pobladas del hemisferio norte se vieron
afectadas por fríos de especial crudeza y tormentas de invierno devastadoras.
Australia y la Argentina padecieron olas de calor extremas, la sequía siguió
azotando a Kenya y Somalia, y Ciudad del Cabo (Sudáfrica) se enfrentó a una
gran escasez de agua.
Que el
trabajo también sostiene que “Durante el último cuarto de siglo, las
concentraciones de CO2 en la atmósfera han aumentado de 360 partes por millón
(ppm) a más de 400 ppm, y se mantendrán por encima de ese nivel durante varias
generaciones, por lo que el planeta enfrentará un futuro más cálido y una mayor
cantidad de fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos”.
Que la
Declaración especifica que “las mediciones directas del CO2 atmosférico durante
los últimos 800.000 años han indicado variaciones naturales de entre 180 y 280
ppm. Esto demuestra que la concentración actual de CO2 de 400 ppm excede la
variabilidad natural observada durante cientos de miles de años”.
Que como
consecuencia de este preocupante cuadro climático, el trabajo recuerda que en
2017 se produjeron numerosos desastres con grandes impactos económicos. Munich
evaluó el total de pérdidas por desastres provocados por fenómenos
meteorológicos y climáticos en 320.000 millones de dólares, la mayor cuantía
anual jamás registrada (después del ajuste por la inflación).
Que la
temporada de huracanes del Atlántico Norte, impulsada por las temperaturas
cálidas de la superficie del mar, fue la más costosa de la historia de los
Estados Unidos y destruyó décadas de logros en materia de desarrollo en
pequeñas islas del Caribe, como Dominica.
De acuerdo con las estimaciones de
los Centros Nacionales de Información Ambiental, las pérdidas totales en los
Estados Unidos causadas por los huracanes Harvey, Irma y María ascendieron a
265.000 millones de dólares. El Banco Mundial estima que los daños y pérdidas
totales ocasionadas por el huracán que azotó Dominica alcanzan los 1.300
millones de dólares o el 224 % de su producto interno bruto.
Que las
naciones vulnerables se ven especialmente afectadas por los impactos climáticos,
como se pone de manifiesto en un estudio reciente del Fondo Monetario
Internacional, en el que se advirtió que un aumento de 1 °C de la temperatura
podría reducir considerablemente las tasas de crecimiento económico en muchos
países de bajos ingresos.
Que el riesgo
general de contraer enfermedades relacionadas con el calor o de fallecer como
consecuencia del calor ha aumentado de forma constante desde 1980, y
actualmente cerca del 30 % de la población mundial vive en condiciones
climáticas capaces de generar temperaturas potencialmente letales al menos 20
días al año, según datos de la Organización Mundial de la Salud que se citan en
la Declaración. En la publicación también se incluye una sección sobre la
relación entre el clima y la epidemia del virus del Zika en América durante el
período 2014‑2016.
Que en 2016
los desastres meteorológicos obligaron a 23,5 millones de personas a
desplazarse. Como en años anteriores, la mayoría de esos desplazamientos
internos estuvieron asociados a crecidas o a tormentas y ocurrieron en la
región de Asia-Pacífico.
Que en
Somalia siguen produciéndose desplazamientos internos masivos a causa de la
sequía y la inseguridad alimentaria. Desde noviembre de 2016 hasta diciembre de
2017 la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR) registró 892.000 desplazamientos motivados por la sequía. En el Cuerno
de África, a la limitada estación de lluvias de 2016 le siguió una rigurosa
estación seca durante enero y febrero de 2017 y una estación de lluvias con
escasas precipitaciones de marzo a mayo.
En Somalia, a partir de junio de 2017
más de la mitad de las tierras de cultivo resultaron afectadas por la sequía, y
desde diciembre de 2016 los rebaños disminuyeron entre un 40 y un 60% debido al
aumento de la mortalidad y a las ventas a precios desfavorables, según la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Que además,
las crecidas afectaron al sector agrícola, especialmente en los países
asiáticos. En mayo de 2017 se produjeron fuertes lluvias que causaron graves
inundaciones y deslizamientos de terrenos en zonas del suroeste de Sri Lanka.
Además, los efectos adversos de las crecidas en la producción de cultivos agravaron
aún más las condiciones de seguridad alimentaria en un país ya asolado por la
sequía, de acuerdo con la FAO y el PMA.
Que la
temperatura en la superficie del mar a escala mundial en 2017 estuvo
ligeramente por debajo de los niveles de 2015 y 2016, pero fue la tercera más
cálida jamás registrada. El contenido calorífico de los océanos, que es una
medida del calor existente en las capas superiores de los océanos hasta los
2000 metros, alcanzó nuevos niveles máximos sin precedentes en 2017.
Que en la
Declaración se indicó que la magnitud de casi todos los componentes específicos
del aumento del nivel del mar se ha incrementado en los últimos años, en
particular, el derretimiento del manto de hielo polar, principalmente en
Groenlandia y, en menor medida, en la Antártida.
Que así, por
segundo año consecutivo, las temperaturas de la superficie del mar superiores a
la media que se dieron en la costa oriental de Australia, provocaron una
significativa decoloración de los corales de la Gran Barrera de Coral.
Que la
Declaración incorporó una sección especial sobre la acidificación del océano de
la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
A lo largo de los
últimos diez años, diversos estudios han confirmado que la acidificación de los
océanos repercute directamente en la salud de los arrecifes de coral; en la
prosperidad, la calidad y el sabor del pescado y el marisco de acuicultura; y
en la supervivencia y calcificación de diversos organismos esenciales. Estas
alteraciones tienen efectos en cadena dentro de la red alimentaria, lo cual se
prevé que tenga, a su vez, impactos cada vez mayores en las economías con
litoral.
Que a lo
largo de 2017, la extensión del hielo marino se situó muy por debajo de la
media del período 1981-2010 tanto en el Ártico como en la Antártida. La
extensión máxima de hielo marino del Ártico en invierno fue la más baja
recogida en los registros satelitales. El valor mínimo estival fue el octavo
más bajo registrado. Sin embargo, debido a la lenta congelación, la extensión
del hielo marino volvió a descender a unos valores mínimos casi sin precedentes
para el mes de diciembre.
Que la
extensión del hielo marino de la Antártida se ubicó en niveles mínimos jamás
registrados, o cerca de ellos, a lo largo de todo el año.
Que como
puede observarse, evidentemente el planeta está transmitiendo un mensaje
inequívoco y elocuente a los dirigentes de todo el mundo que debe llevar a una
sincera toma de conciencia que posibilite tomar real dimensión de la gravedad
del problema y al mismo tiempo permita diseñar y aplicar las políticas públicas
de cuidado del medio ambiente que sean oportunas.”
Es por lo
expuesto que esta Comisión eleva para su aprobación el siguiente proyecto de:
D E C L A R A
C I O N
“El Concejo
Municipal de Rosario expresa su profunda preocupación frente a los resultados
publicados en la Declaración de la Organización Meteorológica Mundial (OMM)
sobre el estado del clima mundial durante los años 2015, 2016 y 2017, y exhorta
al mismo tiempo a la totalidad de las autoridades políticas en sus distintas
competencias y jurisdicciones, a un compromiso activo, eficaz y eficiente en el
desarrollo y aplicación de políticas públicas en defensa del medio ambiente.”
RELACIONADA
La OMM termina la evaluación de un
posible nuevo récord de temperatura en la Antártida
Un comité de
expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha anunciado los
resultados de una nueva evaluación sobre la temperatura más alta registrada en
el continente antártico como parte de sus continuos esfuerzos por mantener la
precisión de la base de datos sobre condiciones meteorológicas y climáticas
extremas en todo el mundo.
El comité
confirmó el récord actual de 17,5 °C (63,5 °F) registrado el 24 de marzo de
2015 en la base de investigación argentina Esperanza, ubicada cerca del extremo
septentrional de la península antártica.
El 23 de
marzo de 2015, en una estación meteorológica automática establecida por la
República Checa en Davies Dome, también ubicada cerca del extremo septentrional
de la península antártica, se registró una temperatura de 17,9 °C (64,2 °F). A
raíz de ello, un grupo de expertos en meteorología polar analizó detenidamente
los datos relacionados con la observación realizada en Davies Dome para
determinar si se había establecido un nuevo récord.
El comité de
la OMM unánimemente concluyó que la observación realizada en Davies Dome se
debía reducir y ajustar a 17,0 °C ± 0,2 °C (62,6 °F ± 0,4 °F). El motivo era
que existía la posibilidad de que el sensor de temperatura en Davies Dome se
hubiera calentado unos 0,9 °C (1,6 °F) por encima de la temperatura real del
aire debido a una combinación de alta radiación solar (proveniente directamente
del sol y del reflejo de la superficie de hielo subyacente) y baja velocidad
del viento.
Según el
Archivo de fenómenos meteorológicos y climáticos extremos de la Comisión de
Climatología de la OMM, la base Esperanza mantiene el récord de la temperatura
más alta (17,5 °C) del "continente antártico" (definido como la masa
continental principal e islas adyacentes). La observación realizada en Davies
Dome de 17,0 °C (62,6 °F) pasa a ser la segunda temperatura más alta para el
continente antártico.
“Ese esmero y
análisis cuidadoso de los datos demuestra la importancia que se da a
desarrollar y mantener la mejor base de datos posible sobre condiciones
meteorológicas y climáticas extremas en todo el mundo”, dijo Randall Ceverny,
portavoz de la OMM sobre fenómenos meteorológicos y climáticos extremos.
El comité de
la OMM está formado por expertos en clima y ciencia polar procedentes de la
República Checa, Argentina, España, Marruecos, Nueva Zelandia, Reino Unido y
Estados Unidos de América.
Los demás
récords de temperatura de la región antártica no cambian.
En concreto,
la temperatura más alta para la "región antártica" (definida por la
OMM y las Naciones Unidas como toda la tierra y el hielo al sur de los 60 °S)
de 19,8 °C (67,6 °F) se observó el 30 de enero de 1982 en la estación de
investigación de Signy, en la Bahía de Borge, en la isla de Signy.
La
temperatura más alta para la meseta antártica [a una altitud de 2500 metros
(8202 pies) o más] fue la observación de −7,0 °C (19,4 °F) registrada el 28 de
diciembre de 1980 en la estación meteorológica automática D-80 situada en el
interior de la costa Adélie.
La
temperatura más baja registrada hasta ahora por mediciones en tierra para la
región antártica, y para todo el mundo, fue de −89,2 °C en la estación Vostok,
el 21 de julio de 1983.
Es posible, e
incluso probable, que en la región antártica puedan darse y haberse dado
temperaturas más extremas. Al igual que en todas las evaluaciones de la OMM,
los fenómenos extremos se determinan teniendo en cuenta únicamente aquellos
eventos para los que se tienen observaciones terrestres de alta calidad.
La Antártida,
que abarca 14 millones de km2 (aproximadamente el doble del tamaño de
Australia), es un sitio frío, ventoso y seco. El promedio de la temperatura
anual oscila entre −10 °C en la costa antártica y −60 °C en las partes más
altas del interior. Su inmensa capa de hielo tiene un espesor de hasta 4,8 km y
contiene el 90 % del agua dulce del mundo, suficiente para aumentar el nivel del
mar en unos 60 metros si se derritiera. La península antártica (sita en el
extremo noroccidental de la Antártida, cerca de América del Sur) es una de las
zonas con mayor tasa de calentamiento del planeta: casi 3 °C en los últimos 50
años. Aproximadamente el 87 % de los glaciares a lo largo de la costa oeste de
la península antártica han retrocedido en los últimos 50 años, y la mayor parte
de ese retroceso se ha observado en los últimos 12 años.
La Comisión
de Climatología de la OMM mantiene un Archivo de fenómenos meteorológicos y
climáticos extremos con información que incluye a escala mundial máximos y
mínimos de temperaturas y precipitaciones, el pedrisco más pesado, el período
de sequía más prolongado, la ráfaga de viento más fuerte, el relámpago de mayor
duración y la mayor altura significativa de una ola.