Hoy necesito de todos ustedes, les
pido que nos ayuden.
Mi hija está internada en la
Fundación Favaloro a la espera de un trasplante de corazón. Su estado es
crítico, día a día su cuerpo se debilita, cuesta más verla sin que los ojos se
me empañen.
Al
año y medio le descubrieron a Justi una cardiopatía, fue un momento doloroso,
pero con la medicación, el verla crecer y disfrutar la vida, aun alertada por
los médicos de que esto podía suceder, pensé o quise pensar que ella siempre
estaría bien. Pero hace tres meses todo cambió.
Aún
recuerdo, terminando las vacaciones de invierno en casa, cuando se descompensó.
El 31 de julio pensé la llevamos la compensan y listo. Pero la realidad nos
golpeó duro, más duro que al año y medio. Justina no podía seguir viviendo con
su corazón, necesitaba un trasplante. Llegó la internación, y Justi pintaba
corazones llenos de esperanza, se interesaba por otros chicos, como ella a la
espera de un órgano, siempre optimista, y yo con ella.
El 7 septiembre entró de
urgencia a terapia intensiva, el 9 de septiembre estaba en un quirófano luchando
por su vida. Todos sus órganos se descompensaron. Los médicos lograron
estabilizarla, conectada a un ECMO. Aunque sufrió una trombosis en su pierna
derecha, de la que recuperó todo salvo los dedos de su pié. Que se los tuvieron
que amputar.
Ella
pelea poco a poco y sigue adelante, en estado crítico, cada día más. Ha
superado todo tipo de inconvenientes.
Estoy
desesperada, como toda madre lo estaría. Porque la veo ahí, en esa cama, le
cambiaría el lugar y daría mi vida por volver a verla despertar en casa,
rodeada de sus amigas, escuchando música y pintando.
Justina hizo
que muchos se inscriban como donantes de órganos en el INCUCAI. Les agradezco
enormemente a todos los que verificaron y se registraron. A todos los que
difunden su campaña. A todos los que rezan, envían buena energía. Pero necesito
que todo se multiplique, una y mil veces más, que todos seamos donantes de
órganos, que todos piensen en ella.
Y
especialmente te pido a vos, de mamá a mamá, si te toca vivir el dolor más
terrible de perder un familiar, acordate de mi hija Justina y de todos los que
esperan. Podés tener
el gesto de amor más grande que pueda existir y multiplicar ese familiar en 7
vidas.
El 9 de
diciembre Justina cumple 13 años, sueño con ese día recuperándose en casa con
el corazón ya trasplantado. Necesito creer en esa imagen, necesito saber que mi
hija después de tanto sufrimiento va a tener un final feliz.
Se los
suplico. Desde el lugar que les toque y como puedan piensen en ella.
Muchísimas
gracias
Paola, la
mamá de Justina.