La
celebración está fundada en la sanción de la Ley Nº 1662 , el 19 de septiembre
de 1885.
El
Ministerio de Salud provincial, a través de la subsecretaría de Inclusión para
personas con Discapacidad, adhirió a la celebración del Día Nacional de la
Persona Sorda y de la Lengua de Señas Argentina, que se conmemora cada 19 de
septiembre.
La
imposición de la jornada se origina en que un 19 de septiembre de 1885 el
Congreso Nacional Argentino sancionó la Ley Nº 1662, mediante la cual se ordenó
la creación del primer instituto nacional para sordomudos que se constituyó en
la primera escuela oralista para sordos de nuestro país.
El
nuevo Instituto Nacional comenzó a funcionar un año después bajo la dirección
del canónigo italiano Serafino Balestra, con la estricta prohibición de
comunicarse con las manos. A pesar de esta restricción, inevitablemente cada
grupo, a escondidas, en los recreos o durante las noches, se comunicaba por
señas.
En
esos tiempos, las únicas escuelas para sordos se localizaban en Buenos Aires,
razón por la que se organizaron como internados para los niños del interior del
país. Esta circunstancia, lejos de lo que se quería producir originalmente,
facilitó el desarrollo y la expansión de la lengua de señas en Argentina,
porque paradójicamente fue allí donde podían comunicarse entre sí por señas y
sin límites, constituyendo contextos sociales donde la identidad y la cultura
sorda se desarrollaron pese a las prohibiciones derivadas de la aplicación del
método oral puro.
La
lengua de señas comenzó a expandirse ya que los egresados de estas escuelas
fundaron las primeras asociaciones de sordos argentinas, creando en estos
espacios un lugar de libertad comunicativa.
Para
los sordos, “ver” tiene el mismo valor afectivo y de significación que para los
oyentes “oír”. Las manos, como la voz, pueden expresar ideas, sentimientos,
emociones. Por ello, la lengua de señas resulta más eficaz, funcional y natural
para lograr la comunicación.