"Visibilizamos
para que la sociedad tome conciencia porque a nosotros nos pasó".
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Fotogalería: Jorge Díaz |
EL DOCUMENTO
"Para que no te pase"
Documento leído en
cinco provincias “para que no te pase”
Hoy
es un día histórico, por primera vez los familiares de las víctimas y víctimas
de distintos hechos violentos y evitables nos juntamos para un reclamo unísono.
El mismo que venimos llevando desde hace muchos años a través de nuestras
luchas individuales o colectivas, el mismo que no convoca y nos motiva:
Todos
nosotros fuimos ciudadanos comunes, que proyectaron una vida, que albergaron
sueños, que trabajaron para tener una vida plena y que como hombres y mujeres
de bien, hemos puesto en el Estado la confianza pública necesaria en el
ejercicio cívico democrático. Un día, en un instante, nos convertimos en
víctimas o en familiar de una víctima. Hemos enterrado hijos, madres, hermanos,
esposos, esposas, hemos enterrado sueños, alegrías, proyectos, y muchas veces,
la esperanza de obtener justicia. Dejamos de ser quienes éramos para
convertirnos en seres dolientes que sólo encuentran acompañamiento en otros, a
los que el dolor les tocó a la puerta un tiempo antes y que se convierten en
los nuevos compañeros, en referentes, en amigos, pero que tienen las mismas posibilidades
que nosotros para explicar el porqué de tanta indiferencia por parte del
Estado.
Son
tantas las razones que nos convierten en familiar de víctima que se hace
imposible entender a quien mira para otro lado. Femicidios, asaltos, robos,
corrupción estatal, desidia, codicia, muertes viales, impunidad… cada día, y en
cada rincón de nuestro país el número de víctimas aumenta, los familiares de
víctimas nos reproducimos y durante años vemos que esta realidad no se modifica
sin generar en nuestros representantes la urgencia que amerita.
Los
hechos que hemos vivido pueden ser muy diferentes, pero el camino transitado
como víctima o familiar de víctima ha sido para todos el mismo. Quizás, alguno
haya tenido mayor o menor presencia en los medios, pero los medios no son
quienes nos deban respuestas. Los medios son el objetivo desesperado al que
acuden las víctimas demostrando que, años de falta de respuestas por parte de
las instituciones estatales son el fundamento del descrédito que tiene la
ciudadanía en ellas.
Tenemos
como denominador común el dolor, pero también la búsqueda de justicia. Sentimos
la imperiosa necesidad de levantar la voz para que se nos escuche, porque
sabemos de qué estamos hablando, porque sabemos que hay miles como nosotros que
no tienen posibilidad de hacer público su caso, pero que en soledad y con la
vida destrozada tienen las mismas necesidades.
En
cada escenario del que el Estado se ausenta los ciudadanos comunes somos
víctimas de inseguridad, de impunidad y de injusticia y es ahí donde nos
convertimos en familiares de víctimas o víctimas. Y se suma al dolor, comprobar
que el Estado tampoco está presente, dejándonos abandonados por segunda vez.
En
el peor momento de nuestras vidas nos enfrentamos a un Estado ausente que no
tiene la capacidad de mirar a las víctimas de su propia ausencia, que mira
hacia otro lado porque en su necedad entiende que no vernos es una manera de
desaparecernos. Nos convierten en invisibles en el mismo momento en que nos
convertimos en víctimas, y así lo sentimos. Somos invisibles para los
funcionarios que nos deben asistencia, somos invisibles para los legisladores
que no priorizan leyes que evitarían a otros seguir nuestro derrotero, somos
invisibles para quienes tienen en sus manos la imprescindible tarea de conceder
justicia.
Es
necesario hacer un paréntesis para pedirles que nos miren, vean cuál es la
historia de cada uno, y pongan especial atención en el camino que hemos
decidido recorrer después de que nos destrozaran la vida. Verán que nos somos
familiares en búsqueda de venganza, que no creemos que exista la justicia por
mano propia, que somos ciudadanos de derecho, que respetamos las instituciones
y que ansiamos vivir en un país donde las instituciones también nos respeten.
Es
hora que cada quien se haga responsable de la parte que le toca, poder
ejecutivo, legislativo y judicial, ciudadanos de a pie. Nosotros, aún partidos
por el dolor, hemos asumido la responsabilidad cívica que nos impone estar en
este lugar, levantar la voz para que no te pase, y unirnos con el único
objetivo de poner en agenda de quienes gobiernan, quienes legislan y quienes
imparten justicia, la necesidad de terminar con la impunidad, la injusticia y
la inseguridad.
Esta
convocatoria no es en contra de nadie y lamentamos si alguien puede
interpretarlo de ese modo, considerando que existe la posibilidad de vernos
motivados por intereses ajenos a nuestro dolor. Durante años, y quienes estamos
presentes podemos dar testimonio, las víctimas han sido abandonadas a su
suerte.
Esta
convocatoria es a favor de la vida. De la vida de quienes hasta hoy no han
sufrido hechos violentos y evitables, de la vida de quienes a pesar de haberlos
vivido, merecemos justicia y asistencia. No es justo lo que nos ha tocado
vivir, como tampoco lo es tener que mendigar lo que nos corresponde por
derecho.
Morimos
en boliches mal habilitados, en ciudades que se inundan por falta de obras, en
manos de femicidas que acumulan denuncias en su contra sin que a nadie le
importe, morimos en rutas inseguras, al salir de un banco, al entrar a casa, en
un tren sin mantenimiento, en un edificio que explota. Morimos porque algunos
corren picadas o manejan alcoholizados, morimos por tener un celular o por no
tenerlo, por ir a un recital, por ir a trabajar…. Y sabemos que no tiene por
qué ser así, sabemos que naturalizar los crímenes sólo nos lleva a la
inmovilización que produce la resignación. Nosotros, no nos resignamos a
continuar de este modo, nosotros entendemos que se pueden hacer muchas cosas
para revertir esta situación y que quienes pueden y deben hacerlo, hoy nos
están escuchando. A ellos les decimos:
Es
necesario entonces que se implementen políticas de prevención y de control que
impidan nuevas tragedias evitables.
Es
indispensable que el Estado cuente con un registro de víctimas y de hechos
impunes, único modo de evaluar necesidades y estrategias de intervención.
Es
imperioso que se legisle para que las victimas reciban una asistencia integral
inmediata y sostenida.
Es
justo que la víctima o su familia tengan participación en todo el proceso penal
Es
imprescindible que las penas sean de cumplimiento efectivo, ni un día de más,
tampoco uno de menos.
Los
familiares de las víctimas, las víctimas y los ciudadanos de a pie seguiremos
atentos el desempeño de cada funcionario, de cada legislador, de cada juez. No
celebraremos anuncios aun cuando éstos sean concordantes a nuestros pedidos,
esperaremos que se concreten en acciones para asumir el logro obtenido luego de
tanto andar. Porque ya nos pasó y no queremos que te pase.
Gracias
por ser parte de esta histórica jornada!
Gracias
por no dejarnos solos!
Gracias
por gritar junto a nosotros Para Que No Te Pase!