La
iniciativa que impulsa el Concejo de Rosario encierra un enfoque peligroso para
enfrentar el consumo de drogas. Pretender hacerlo con volantes que señalan como
usar mejor una sustancia o en qué lugares consumirla es irresponsable.
El
proyecto votado parte de considerar que la prevención ha fracasado, sin embargo
es erróneo juzgar de este modo cuando no observamos en el territorio, en
efectores de salud, en escuelas ni en las universidades una política de
prevención seria sostenida en el tiempo. No fracasa lo que no se ha intentado
nunca.
Es
importante reconocer que el consumo de drogas es, en primer lugar y ante todo,
una cuestión de salud, que no se resuelve con información, ni testeo de
pastillas. La respuesta del Estado no puede reducirse a un instructivo que
indica que determinada droga produce “una extraña sensación de calidez”, o que
“los efectos placenteros duran dos o tres minutos”, o que “comienzan después de
unos tres minutos y alcanzan su punto máximo en una hora”, o que “solo un
tercio de las pastillas contiene el suficiente MDMA para que la experiencia sea
de éxtasis”
Lo
que deben hacer los distintos niveles del Estado es crear las condiciones para
que los consumidores puedan acceder a los servicios de salud. Los recursos del
Estado se han focalizado hasta acá en perseguir a los consumidores sin una
salida que haga posible que los jóvenes vuelvan a tener un proyecto de vida.
Esta
nueva mirada que reclamamos contra las drogas, no puede implicar simplificar el
problema tomando recetas importadas de países que tienen otra cultura y
legalidad. En Holanda y otras regiones europeas esta permitido el consumo de
sustancias que acá están prohibidas. El testeo de las pastillas que regula el
proyecto aprobado por el Concejo local expone a los trabajadores que los lleven
a cabo a incumplir deberes de funcionario público, observarán la presencia de
drogas ilícitas y serán responsables de que vuelvan a circular.
Las
políticas a impulsar tienen que ser programas específicos y masivos de
prevención incluyendo financiamiento y la infraestructura necesaria para
brindar asistencia y tratamientos adecuados para la preservación de la salud.