Macri: “Nos
encontramos con un país lleno de deudas”
En
su primer discurso ante la Asamblea Legislativa para abrir un período de
sesiones ordinarias, el primer mandatario fue muy crítico de la herencia
recibida, tema al que dedicó casi la mitad de su mensaje. Habló de un Estado
que “ha mentido sistemáticamente”, destacó el enorme déficit fiscal heredado y
aseguró que los argentinos “pagamos al Estado nacional casi 694 mil millones de
dólares más que en la década del 90”. “El Estado gastó más de lo que podía,
emitió de manera irresponsable y generó inflación”. De hecho, atribuyó el
último brote inflacionario a la gestión anterior.
Finalmente
se develó el misterio respecto a si en el discurso presidencial ante la
Asamblea Legislativa se haría un racconto de la herencia recibida. No solo fue
así, sino que fue lapidario. A eso dedicó Mauricio Macri la primera mitad de su
mensaje de 61 minutos, iniciado poco antes de las 11.30, en la que habló respecto
del anterior Gobierno de “impericia” y hasta “corrupción”.
El
primer mandatario arrancó su primera apertura de sesiones como presidente de la
Nación, asegurando que en la Argentina hoy se vive “un contexto de optimismo”,
y si bien aclaró “las diferencias que hay y deben existir entre los distintos
bloques de este Congreso, tenemos grandes coincidencias: queremos una Argentina
desarrollada y el bienestar de nuestra gente”, ante lo cual pidió focalizar
“nuestras energías en tratar de ver cómo hacer crecer este país; cómo mejoramos
su salud, su educación, su seguridad, cómo generamos empleo, cómo reducimos la
pobreza y llevamos felicidad a todos los argentinos”.
Habló
de una “brecha enorme” entre la Argentina que tenemos y la que nos merecemos, y
se quejó del aislamiento del mundo al que se sometió a la Argentina, “pensando
que el mundo nos quería hacer daño”. De nada sirvió, dijo, “esa búsqueda de
falsas culpas y causas”. Por el contrario, aseguró que “lo único que nos trajo
es una inaceptable cantidad de compatriotas en la pobreza; instituciones sin
credibilidad y un Estado enorme que no ha parado de crecer y no brinda mejores
prestaciones”.
“Tenemos
leyes que reconocen muchísimos derechos, pero quedan solo en el papel”,
sostuvo.
Macri
aseguró que “somos un gran país, con una enorme capacidad, y vamos a salir
adelante por la capacidad, el talento, la creatividad y la fuerza de nuestra
gente”, pero reclamó en principio “reconocer que no estamos bien, aunque nos
duela, pero es la forma de poner el punto de partida en búsqueda de ese
horizonte que todos soñamos”. Dijo entonces que venía al Congreso a proponer
“una hoja de ruta en la cual espero que se apasionen”. El Parlamentario.
“Nos
toca gobernar en un año histórico: el año del Bicentenario, espero que estemos
a la altura de los desafíos”, señaló, cosechando el primer aplauso cerrado de
su discurso. Iban tres minutos de su discurso y comenzó del detalle minucioso y
crítico de la herencia recibida, graficándolo en la necesidad de “ser claro
sobre el punto de partida”, ya que “venimos de años en los que el Estado ha
mentido sistemáticamente, confundiendo a todos y borrando la línea entre la
realidad y la fantasía. Así, la credibilidad y la confianza fueron destruidas”.
El
presidente aseguró que “encontramos un Estado desordenado y en mal gestionado,
con instrumentos de navegación rotos; se ocultó información, faltan documentos,
no hay estadísticas, cuesta encontrar un papel”, denunció, advirtiendo a
continuación que en los años que van del 2006 a 2015 “los argentinos pagamos al
Estado nacional casi 694 mil millones de dólares más que en la década del 90.
Pese a eso encontramos un Estado con dificultades para resolver sus principales
responsabilidades”.
“Más
recursos no implicaron una transformación de nuestras escuelas, o una mejora en
la seguridad; más recursos no permitieron siquiera reducir los problemas
estructurales e indigencia”, advirtió. Se quejó también de “la falta de
planeamiento y de un pensamiento responsable de largo plazo; sumado a la
corrupción, la desidia y la incompetencia”, que hicieron que “hoy nos
encontremos con un Estado con poca o nula capacidad para poder atender sus
obligaciones”.
“No
podemos tolerar que en un país como el nuestro, con tanta riqueza, todavía
mueran chicos de hambre”, y luego citó al último informe del Observatorio
Social de la Universidad Católica Argentina, que indica que “el 29% de los
argentinos está en la pobreza y el 6% vive en la indigencia. Además, alrededor
del 42% de la población carece de cloacas, el 13 no tiene agua corriente y más
del 40 no tiene conexión a la red de gas”, detalló.
Macri
señaló que “el modelo de inclusión y crecimiento del que tanto habló el
gobierno anterior, nos llevó a la pobreza y la exclusión”. Sostuvo en ese
sentido que “hace una década que la Argentina es uno de los países de mayor
inflación del mundo, con un promedio anual arriba del 20%, y una inflación
acumulada de aproximadamente el 700% en los últimos diez años”.
Atribuyó
esa inflación a “la utilización del Banco Central para financiar el gasto
público y atender los servicios de la deuda, tanto emitiendo pesos como usando
sus reservas”, todo lo cual “sometió a la población a una suba de precios
constante, que daña sobre todo a los hogares que menos tienen”.
“Aun
con casi 694 mil millones de dólares de ingreso extra, encontramos un Estado
cuyo déficit es uno de los mayores de la historia de nuestro país: 7% del PBI”,
señaló, lo cual implica que “a pesar de contar con tantos recursos, el Estado
gastó más de lo que podía, emitió de manera irresponsable y generó inflación”.
Macri
señaló que esto sucedió en el momento de “mayor presión fiscal de la historia”,
y recordó que al mismo tiempo que “el Estado concentró recursos de las
provincias de forma unitaria y centralista, como nunca en las últimas décadas”.
Recordó
que 13 años atrás, en el Congreso el presidente Néstor Kirchner habló de la
importancia de los superávit gemelos, especialmente del superávit fiscal. “Eso
después fue dejado de lado”, lamentó.
El
presidente destacó también haber recibido un Banco Central “en crisis”, con
reservas que cayeron de 47 mil millones de dólares a cerca de 25 mil desde que
se impuso el cepo. “La Argentina tiene uno de los menores porcentajes de
reservas del PBI de América Latina”, destacó, advirtiendo sobre “una delicada
situación fiscal, una de las peores de las últimas décadas”, que atribuyó a “la
irresponsabilidad e incompetencia de la anterior gestión”, y dijo que “va a
llevar un tiempo ordenar el Estado, pero estamos comprometidos a hacerlo”.
Luego
insistió: “Nos encontramos con un país lleno de deudas; de infraestructura,
deudas sociales, de desarrollo; en estos años de vacas gordas no ahorramos,
sino que nos comimos nuestro capital, como tantas veces nos ha pasado”, señaló,
para referirse luego al conflicto con los holdouts, respecto a lo cual expresó
que “dependerá de este Congreso si terminamos o no de cerrar este conflicto que
lleva 15 años. Confío que va a primar la responsabilidad sobre la retórica”, y
anticipó que “vamos a construir los consensos necesarios”.
Aseguró
que el conflicto les costó caro a los argentinos, favoreciendo a los tenedores
de bonos que se enriquecieron con eso. “La deuda pasó de 3000 a 11 mil millones
de dólares”, y mientras esa deuda aumentaba “se pagó al Club de París, sin
negociar, intereses y punitorios, y lo peor es que seguimos teniendo la peor
calificación en ese instituto de crédito. Calculó entonces que el no acceso al
crédito le costó a la Argentina cien mil millones de dólares y más de dos
millones de puestos de trabajo que no se crearon.
En
ese sentido sostuvo que durante los últimos cuatro años no creció el empleo en
la Argentina, tanto por la inflación, como por las trabas que ponía el Estado a
las personas y las empresas.
“El
Estado fue obstáculo en vez de ser estímulo y sostén”, aseguró.
Calculó
que alrededor de un millón 200 mil personas “están desempleadas”, y
aproximadamente 3.800.000 argentinos trabajan en negro. Lo que sí aumentó,
dijo, fue el empleo público, pero “sin mejorar los servicios que presta el
Estado”. Entre 2003 y 2015 la cantidad de empleados público “creció un 64%;
pasó de 2.200.000 empleos a 3.600.000. Encontramos un Estado plagado de
clientelismo, de despilfarro y corrupción; un Estado que se puso al servicio de
la militancia política y que destruyó el valor de la carrera pública”, mucho de
lo cual atribuyó a la corrupción.
En
esa materia aseguró que “la corrupción mata, como lo demostraron Cromañón, la
tragedia de Once y las rutas de la muerte; en cada área de Gobierno encontramos
ejemplos de falta de transparencia, ineficiencia y en muchos casos corrupción”,
denunció, asegurando que “la corrupción no debe ni puede quedar impune” y
reclamó darle las herramientas necesarias al Poder Judicial para que trabaje en
forma “independiente pero con tiempos veloces”.
Garantizó
en ese sentido el fortalecimiento de la Oficina Anticorrupción, que
“encontramos desmantelada”.
“Mayor
gasto público no implicó mejores políticas públicas”, sostuvo, afirmando que
“nos encontramos con un Estado débil, con fuerzas de seguridad mal equipadas,
mal remuneradas, mal entrenadas y maltratadas; entre la incompetencia y los
traumas ideológicos, casi todas las políticas de seguridad de los últimos años
han sido un fracaso; por eso los argentinos tienen miedo y se sienten
desprotegidos”, remarcó.
Sostuvo
que “la inseguridad no es una sensación, es un flagelo que ha sido negado
sistemáticamente”, y destacó que desde 2008 no se publican datos del delito.
Advirtió en la materia que “estamos en 3.400 homicidios por año”, lo que
representa un crecimiento del 40% respecto de 2008. “Hoy la Argentina es un
país próspero para los narcotraficantes”, denunció, asegurando que “somos un
país que recibe droga, la transforma, la vende internamente, y la exporta”,
detalló, asegurando que según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito,
la Argentina es el tercer país proveedor mundial de cocaína.
Aseguró
que “el consumo ha crecido exponencialmente, empujado por un narcotráfico que
se siente libre para expandirse”. En ese sentido dijo que “nuestras fronteras
están virtualmente indefensas, ya que solo el 17% está radarizado; encima
nuestra capacidad de defensa aérea es muy escasa”.
Cosechó
otro aplauso al señalar que “será tarea de la justicia investigar si esta
situación que recibimos fue fruto de la desidia, la incompetencia o de la
complicidad”.
En
materia de educación, se quejó por los “severos problemas de calidad”, la falta
de capacitación de los maestros y las carencias en infraestructura. Reconoció
como “muy positivo” la apertura de nuevas universidades, pero advirtió que
“también muchas de ellas han sido espacios de militancia política más que de excelencia
académica”.
Habló
también de las dificultades de la salud pública, y en ese sentido puso como
ejemplo el PAMI, donde dijo que “encontramos despilfarro y corrupción, como en
las peores épocas”. También puso como ejemplo de uso de recursos para la militancia
política lo sucedido en el Hospital Posadas.
“Donde
más decadencia hemos encontrado es en nuestra infraestructura”, señaló,
considerando “indignante” que “no faltaron recursos, se hicieron muchísimas
licitaciones y se gastó muchísimo dinero. Sin embargo, prácticamente todas
nuestras rutas, puertos, trenes, comunicaciones, están deteriorados o
saturados”. Comenzó citando el caso del déficit energético heredado, lo cual,
dijo “pone una enorme presión sobre nuestros recursos fiscales”, y aseguró que
desde 2003 a 2014 “se perdió un stock de reservas equivalente a casi dos años
de producción de petróleo y más de 9 años de producción de gas”, lo que
significa una pérdida de 115 mil millones de dólares.
Habló
también de la falta de control y corrupción en la importación de energía. “La
ausencia de incentivos a la inversión se vio sobre todo en el mercado
eléctrico”, sostuvo, atribuyendo a eso las causas de los cortes de luz,
cuadruplicados entre 2003 y 2014.
Se
quejó también porque el desarrollo de las energías renovables “es casi nulo”.
Habló
también de “enormes problemas” en la conexión física, y afirmó que “el 40% de
las rutas está en pésimo estado, pese a que en los últimos años el presupuesto
en vialidad aumentó más de 10 veces”. Puso énfasis en destacar que “los costos
de obra se cotizaron a casi el doble del promedio de obras equivalentes en
Latinoamérica”.
Asimismo,
sostuvo que la inversión se distribuyó según conveniencias políticas y no de
acuerdo a un plan vial federal. “Hay más de 930 obras iniciadas, que estaban
paralizadas o semiparalizadas a diciembre de 2015; se dejó una deuda de más de
1300 millones de pesos” y terminarlas llevaría más de 123 mil millones de
pesos, denunció.
En
su discurso ante la Asamblea Legislativa, Macri sostuvo que “lo mismo pasó con
los ferrocarriles”, asegurando que “tras décadas de abandono el sector fue
perdiendo competitividad”.
“Todos
estos problemas llevaron a nuestro país a una pérdida de competitividad, con
una economía cada vez más cerrada y temerosa”, se quejó, advirtiendo que “en un
mundo globalizado estamos obligados a competir”.
Llevaba
23 minutos de discurso, cuando puso fin a la enumeración de datos referidos a
la era K. “Podría seguir todo el día -dijo-, pero por respeto a todos ustedes
aquí presentes, y a los argentinos que están mirando, voy a cortar acá”, pero
se comprometió a publicar todos los datos área por área “para que todos los
argentinos sepan el estado en que estaba la Argentina en diciembre de 2015”,
ante lo cual recibió su primer gran ovación en el recinto.
“Este
diagnóstico no debe servir para deprimirnos, ni siquiera para enojarnos; sino
para tomar conciencia de la magnitud del desafío que tenemos por delante”,
aclaró.
Macri
remarcó que “los argentinos juntos podemos superar cada uno de estos problemas;
no estamos condenados a vivir mal, a vivir tensos, a vivir con miedo e
inseguridad”, y pidió levantar la vara para compararnos “con todo lo que
podemos hacer, ese es el desafío”.
El
presidente destacó los cambios en el vínculo con el mundo, la relación con la
justicia, el diálogo con los gobernadores y el trato con la prensa, y dijo que
“es momento de unir a los argentinos y respetar nuestras diferencias”.
Evocó
la convocatoria a los gobernadores realizada al inicio de su mandato, “más allá
de que la mayoría no pertenece a Cambiemos”, y les agradeció “por su
generosidad de aceptar esta nueva forma de trabajar en equipo”.
Aseguró
que “para nosotros el poder no es propiedad de nadie, queremos realmente la
división de poderes”.
Ante
el inicio del año parlamentario, convocó a ser “parte de este mismo equipo”, a
través de “un Congreso activo, que discuta las leyes y las mejores medidas para
los argentinos”.
A
continuación, recordó que este año se cumplen este año 40 años del golpe, y
pidió aprovechar para gritar “todos juntos nunca más a la violencia
institucional y política”.
“La
democracia se empobrece cuando la relación con los demás pasa por imponer y
someter; queremos acabar con la lógica de amigos y enemigos”, señaló en otro
pasaje, prometiendo que “la Argentina que viene es el país del acuerdo, del
encuentro, del cuidado y las buenas intenciones que se que compartimos con
todos los argentinos”.
Reiteró
a continuación sus premisas presentadas el día de su asunción: “Pobreza cero,
derrotar el narcotráfico y unir a los argentinos”. Señaló que para salir de la
pobreza “necesitamos más trabajo y menos inflación”, y presentó como una
obsesión suya conseguir “más y mejores trabajo y menos inflación”, asegurando
que “la inflación existe porque el Gobierno anterior la promovió, ya que creía
que era una herramienta válida para la política económica”.
“Siempre
estuvimos en contra de esa mirada; la inflación es perversa”, remarcó,
admitiendo que “la inflación ha estado alta estos meses” y la atribuyó a “la
inercia de muchos años de inflación alta y de la transición irresponsable que
vivimos”, augurando una mejora en la materia para fin de año.
Ante
los gritos del kirchnerismo, pidió “respetar el voto de la democracia”,
generando una reacción de las barras, que entonaron el cántico de “sí se
puede”.
“Estamos
convencidos de que la inflación irá bajando con el correr de los meses, porque
la principal medida fue ir reduciendo la emisión monetaria descontrolada, e ir
bajando el déficit fiscal, que debe llegar a cero al final del cuarto año”,
señaló, prometiendo que “no seremos tolerantes con aquellas empresas que se
quieran poner por encima de la Justicia”.
“No
vamos a tener la arbitrariedad, ni seremos matones como algunos han sido, pero
fortaleceremos la defensa de la competencia, los controles ambientales y
combatiremos la evasión impositiva y previsional”, prometió.
Asimismo
garantizó que anunciarán la actualización automática de las jubilaciones, las
asignaciones familiares y la AUH, para recordar luego que “aumentamos el 160%
el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias, y garantizó que el tema
será tratado por el Congreso “lo antes posible”.
Aseguró
que a través de esas medidas “hemos transferido en 2016 casi 50 mil millones
del Estado al bolsillo de los trabajadores, y muchas de estas medidas surgieron
de escuchar durante años el reclamo de nuestros sindicalistas”. Dijo que todos
querrían que los cambios fueran más rápidos, pero “tenemos que ser muy
responsables frente a la fragilidad en que recibimos nuestra economía”.
Destacó
luego haber cumplido con el levantamiento del cepo y las retenciones cambiarias
“sin que ocurriera ninguna de las desgracias pronosticadas”, como así también
se sacaron las retenciones a la exportación, como así también las trabas al
comercio exterior, augurando que ello impulsará el trabajo en todas las
provincias.
Macri
sostuvo que “necesitamos volver a crecer cuanto antes, para generar trabajo
digno en todo el país”.
Prometió
hacer de Aerolíneas Argentinas una empresa bien administrada, que sirva para
tener un país más conectado, sin que sea una carga para los argentinos.
Luego
habló del “sinceramiento en el sector energético”, reconociendo que eso afectó
a muchos, pero aclaró que “nos guiaron los principios de la equidad y la
sostenibilidad” igualando la situación entre la región metropolitana y el resto
del país. Destacó en ese sentido la creación de una tarifa social para quienes
realmente necesitan la ayuda del Estado.
El
presidente de la Nación recordó que “estamos en default desde 2002, y durante
los últimos meses hemos dado pasos para cerrar esta etapa”. “Dependerá de este
Congreso si terminamos o no este conflicto que lleva 15 años”, señaló,
reiterando una parte que ya había leído, lo que generó un intercambio con la
oposición que se lo advirtió a los gritos.
Destacó
a continuación que “estamos construyendo relaciones sensatas con el mundo”, y
tras dar un pantallazo de ello, citó el caso del Reino Unido, donde aclaró que
“dialogar no significa renunciar a nuestro reclamo sobre las islas Malvinas; al
contrario, el aislamiento y la retórica vacía alejan cualquier posibilidad de
encontrar una solución”.
“Para
hacer la Argentina del siglo XXI, tenemos que construir un Estado del siglo
XXI”, y reclamó “un Estado que esté sobre todo al servicio de la gente”,
destacando a continuación las medidas implementadas por el Ministerio de
Modernización, que dijo “trabajará con cinco ejes principales: modernización
administrativa, actualización de la infraestructura tecnológica, gobierno
abierto, gobierno digital y, finalmente, una política que desarrolle los
recursos humanos y que dé valor a la carrera pública”.
Otro
gran objetivo es, dijo, “derrotar al narcotráfico, la principal amenaza a la
seguridad”. En ese contexto hizo referencia a su contacto con el santo padre,
en el que se hizo referencia a la necesidad de trabajar contra ese flagelo.
Como para trazar otra diferencia con la anterior gestión, resaltó que “desde
que empezamos a gobernar, reconocimos el problema”, y destacó que “decretamos
la emergencia en seguridad y dispusimos que el Consejo de Seguridad Interior
permanezca en sesión permanente”.
Más
adelante señaló que Agregó que “el desafío de unir a los argentinos es el más
grande de todos”, y remarcó que “tenemos muchas heridas que sanar”, asegurando
que “no se sale de la cultura del enfrentamiento con venganza, sino
fortaleciendo nuestra hermandad”.
Evocó
a continuación la muerte de Alberto Nisman, “en circunstancias que todavía son
inciertas pero que, de a poco, comienzan a aclararse”. Prometió que “no nos
olvidaremos tampoco de los argentinos víctimas del terrorismo” y destacó haber
acompañado la declaración de inconstitucionalidad del Memorándum de
Entendimiento con Irán. En ese marco, recordó haber elevado a rango de
Secretaría de Estado la Unidad Especial de Investigación de la causa AMIA.
“Necesitamos verdad y justicia”, enfatizó.
Destacó
luego la normalización de los medios públicos, buscando “que sean pluralistas y
de calidad, y no espacios de difusión de propaganda de gobierno”.
Recordó
el lanzamiento del Plan Belgrano, cuyo objetivo es “llevar infraestructura y
trabajo a los que viven en las provincias del Norte Grande”.
Pidió
no tener miedo a la transformación, y prometió formar “el equipo que va a
cambiar la historia”.
Al
Congreso reclamó aprobar “lo antes posible” los compromisos asumidos en la
Cumbre Climática de París, y volviendo a la educación dijo que ahí es donde se
gesta “el futuro del futuro”. “Vamos a presentar un proyecto de ley de
universalidad de la educación a partir de los 3 años”, anticipó, como así
también un proyecto para crear un Instituto de Evaluación de la Calidad y
Equidad Educativa, por cuanto “mejorando la educación pública y profundizando
las políticas de ciencia y tecnología nos iremos acercando más a una sociedad
del conocimiento”.
Mauricio
Macri dijo que “el futuro de nuestro país pasa por ese valor agregado que
podemos generar a partir de la investigación, el desarrollo y la transferencia
tecnológica, la creatividad, el pensamiento y la innovación. Pero tenemos que
asegurarnos de que todos los argentinos puedan ser parte de esta realidad.
Macri
prometió trabajar para que en cuatro años “hasta el pueblito más alejado tenga
acceso a Internet”, lo cual calificó como “un derecho básico”.
Luego
anticipó que “para cuidar a los que menos tienen vamos a proponer la devolución
del IVA para los productos de la canasta básica alimentaria”, cosechando una de
las mayores ovaciones, tras lo cual se comprometió a “trabajar para que al
final de la gestión todos los niños reciban un ingreso universal a la niñez,
proyecto de autoría de la doctora Carrió”.
Habló
luego de “diseñar una respuesta sustentable al reclamo del 82% móvil”, y luego
en el marco del narcotráfico pidió que el Congreso trate “con la velocidad y la
seriedad que el tema requiere proyectos como la reforma del Código Procesal
Penal, el fortalecimiento de la justicia federal, la ley del arrepentido y del
decomiso de bienes provenientes del crimen organizado tienen que estar entre
las prioridades de este Congreso”.
“Debemos
fortalecer la transparencia y los órganos de control. Para eso, promoveremos la
rápida sanción de la ley de acceso a la información pública para que junto a la
política de gobierno abierto tengamos un Estado transparente y abierto a la
colaboración -señaló-. También necesitamos una nueva ley de compras públicas y
de desarrollo de proveedores para romper los bolsones de corrupción y mejorar
la eficiencia”.
Prometió
impulsar una reforma de la justicia para fortalecer su independencia y mejorar
su funcionamiento, por cuanto “hace falta regular la subrogancia de jueces,
reformar el Consejo de la Magistratura y reformar las leyes orgánicas del
Ministerio Público Fiscal, de la defensa pública y del Poder Judicial. También
les pido que avancemos en la designación de los jueces de la Corte Suprema, así
normalizamos lo antes posible su funcionamiento”.
En
otro orden, prometió impulsar “una ambiciosa reforma política”, y resaltó los
consensos acerca de las principales reformas: terminar con la boleta papel,
hacer independiente el control del comicio y unificar el calendario electoral.
“Espero que este tema sea una demostración de la construcción de consensos y
acuerdos que demuestren que estamos a la altura de la historia”, dijo.
“Debemos
unirnos en esta agenda de crecimiento”, reclamó, expresando su deseo porque “en
este país todos podamos elegir” y pidió “alejarnos definitivamente de la viveza
criolla mal entendida, de la búsqueda del atajo”, reclamando promover “la
cultura del trabajo”.
Macri
dijo desear un país “donde la igualdad no sea uniformidad. Creo en la
diversidad inclusiva y celebrada. Creo que cada uno tiene derecho a pensar como
le parezca y quiero que en este país todos podamos elegir y tener un Estado que
estimule eso; pero también quiero decirles hoy que tenemos que alejarnos
definitivamente de la viveza criolla mal entendida de la búsqueda del atajo”.
Dijo soñar en “un país que no miente, que te cuida, donde la gente no se rinde,
que crece y te ayuda a crecer; un país que te convoca a tu aventura personal”,
y propuso “una vía de crecimiento, un proyecto de crecimiento”, y se manifestó
“abierto a escuchar todas las mejoras que ustedes estén dispuestos a sugerir”.
“Les
digo que no le voy a mentir; estas transformaciones no se hacen de un día para
otro, se llevan a cabo dando pequeños pasos todos los días; pero la buena
noticia es que ya empezamos a dar esos pasos”, garantizó.