Hoy
pudimos ver como se sacó del aire de manera sumamente autoritaria a Víctor Hugo
Morales.
Iban
por él. Por su equipo. Por sus ideas. Por su compromiso. Hoy lo materializaron.
Pero seguramente lo venían planeando desde hace tiempo. Solamente estaban
esperando el momento propicio. Y qué mejor que hacerlo el día que Macri cumple
un mes como Presidente.
Cuando
el Estado elige la arbitrariedad y el autoritarismo, ciertos empresarios se
sienten liberados de toda atadura y avanzan sin límites, cueste lo que cueste,
para favorecer sus intereses o congraciarse con los gobernantes de turno.
Si
el Estado despide trabajadores masivamente, los empresarios van a dejar en la
calle a sus empleados “por las dudas" o "por el alto costo
laboral".
Si
el Estado interviene organismos por la fuerza (como hizo con la AFSCA), es
esperable que ciertos empresarios tomen decisiones arbitrarias porque se
sienten con poder para hacerlo.
Si
el Estado acalla voces de periodistas y comunicadores ¿Cómo no van a hacerlo
los grandes medios de comunicación privados?
Lo
de Víctor Hugo de hoy - repudiable desde todo punto de vista - es un paso más
en la reorientación de un Estado que deja de proteger a los más débiles y
necesitados para ponerse decididamente del lado de los poderosos. De los que no
necesitan de la ley porque - como dijo Scalabrini - tienen su propia ley, que
es su propio fuerza.