Plan de contingencia la
Municipalidad desarrolló acciones ante la creciente en barrio El Mangrullo.
En
el sector de zona sur crítico ante el sostenido avance del Paraná se realizaron
este miércoles trabajos de higiene, adecuación de zanjas, desratización y
campañas informativas
Ante
la sostenida creciente del río Paraná este miércoles 30 se realizó un operativo
integral de distintas áreas operativas y de servicios de la Municipalidad en el
barrio El Mangrullo del distrito Sur, donde habitan familias que podrían verse
directamente afectadas por el avance del nivel de las aguas; las tareas
consistieron en la desobstrucción del sistema de desagües, desmalezado,
desratización, limpieza y concientización en diversos sectores del barrio.
Funcionarios
y trabajadores de distintas reparticiones se reunieron en el local comunitario
El Mangrullo, espacio de la antigua sede del centro de salud zonal, en
Mangrullo 4865. Una foto aérea sirvió en la oportunidad para marcar y mostrar
las áreas relevadas y las familias censadas. Sobre esa base se coordinaron las acciones
iniciales de este operativo ante el fenómeno meteorológico denominado El Niño
que prevé la posibilidad de lluvias intensas a lo largo de este verano, a lo
que se suma ahora la amenaza de la creciente.
Precisamente
de acuerdo a los pronósticos recibidos, el río seguirá creciendo, por lo cual
se hace necesario implementar tareas de prevención en las zonas más vulnerables
de la ciudad y El Mangrullo es uno de los puntos críticos.
Luego
los equipos de trabajo recorrieron tres sectores que podrían estar afectados
por el ingreso de agua proveniente del río y del arroyo Saladillo ubicados en
la periferia de esos puntos bajos.
En
ese aspecto, personal de Higiene Urbana pidió a vecinos y vecinas que mantengan
los espacios comunes limpios para evitar obstrucciones en vías de drenaje.
Personal de Hidráulica concurrió con el camión desobstructor para proceder a la
limpieza integral de las cañerías. "Estaban muy tapadas, mucha basura y
cuando metemos la manguera, a full sale el agua, destapamos todo. Es impresionante,
ahí ves botellas plásticas que tapan todo. Y esto (señalando el curso del agua)
va directamente al arroyo”, describió un operario.
Las
condiciones de inundabilidad generan en estas zonas el ambiente propicio para
la aparición de ratas y víboras, “algo que es habitual”, contó una vecina. Por
ello desde Control de Vectores reforzaron las acciones de desratización para
reducir los riesgos.
Con
todo, las previsiones difundidas por el Instituto Nacional del Agua (INA)
llevaron a profundizar las labores precautorias pero los funcionarios aclararon
que, por el momento, no existe riesgo de evacuación, aunque se mantiene el
alerta y todas las medidas seguirán siendo estrictamente preventivas.
En
ese marco también los vecinos fueron informados de los lugares donde retirarán
las bolsas de arena que se facilitarán para construir defensas que impidan el
ingreso de agua.
En
el sector, las familias en riesgo ya están identificadas y tienen cada una su
ficha. “Los conocemos, sabemos cuántos son, estuvimos en varias oportunidades,
pero volvemos a hablar con ellos para saber si ante la crecida se quieren ir y
si tienen dónde ir. Son cerca de 30 casas”, detalló una asistente de Desarrollo
Social. A la par, en los próximos días profesionales especializados (ingenieros
agrónomos) en arbolado urbano controlarán el estado de algunas especies que
generan preocupación en el vecindario.
Un
cartel colocado en el Centro de Salud advertía del operativo y permitió a
muchos vecinos trasladar algunas inquietudes a los funcionarios.
En
calle Swift y Messina el Área de Servicios Urbano trabajó en la eliminación de
un basural cercano a la bajada al arroyo. En Cortada Costanera se pidió la
construcción de un badén para desviar la posible llegada del agua y algunos
pidieron mejorar la recolección de residuos.
"Cuesta pegar un
ojo"
“Mire
cómo está ahí, se está derrumbado, el agua se está comiendo la base de la
casa”, dice Carlos, que llegó desde otro barrio para acompañar a un amigo. La
imagen se profundiza día a día. La fuerza del agua del Saladillo crece a tal
punto de socavar los cimientos donde se ubican las casillas de varias familias.
Al
costado una trabajadora de Defensa Civil dialogaba con una vecina y entre ambas
analizaban cuál sería el pasillo más adecuado para salir en caso de una
emergencia.
“Ahí
siempre le ponemos una valla de contención, con bolsas de arenas”, señala María
Alejandra Silva e invita a pasar a su casa, en la que durante la última crecida
“la correntada se llevó todo. Primero fue el baño, después la cocina y una
habitación. Venía muy fuerte, se llevó todo”, repite y luego mostró cómo el
agua debilitó también los cimientos de su casa y “me quebró toda la pared”.
¿Piensa en la posibilidad de irse del barrio?, le preguntan. Ella dice que se
cruzará a la casa del hijo que vive a unos metros.
“Cuesta
pegar un ojo, cuesta, casi nada duermo”, avisa María, “siempre estamos en alerta,
preocupados por si sube el agua”, menciona y señala para dar cuenta de la
gravedad del sector conocido como "arenera”.
No
piensa dejar el barrio: “Irnos sería imposible, nosotros tenemos acá las
canoas, vivimos de la pesca”, resalta. Ella y otros pobladores sienten el temor
de que se repita lo vivido en otras oportunidades.
Marta
cuenta que ya se mudó una vez, “pero vivimos del río, no podíamos dejar este
lugar, acá están nuestras raices, nuestro trabajo”, concluye.