Carta PÚBLICA al Sr. Gobernador de la Provincia
Sr. Antonio Bonfatti:
Soy docente de una escuela que no tiene mástil. En la última refacción se olvidaron de ponerlo. Vengo insistiendo respecto a ese olvido, pero igual no importa. Seguramente el hecho no tiene más importancia que la “simbólica” y qué pueden significar los símbolos ante tanta realidad.Hay un alumno en la escuela en la que trabajo, que ingresó a 1er grado en el 2009. Desde la escuela, en 2011, se realizan acciones para que el niño ingrese al Hogar Escuela de Baigorria, dado que vivía en “situación de calle”. Su madre biológica nunca pudo hacerse cargo de él y el “cuidado” del niño ha alternado entre NADIE, y otros familiares. La escuela trabajó con el Centro de Salud. Lo atendió una asistente social muy comprometida con su trabajo, que agotada por la burocracia, terminó renunciando al cargo. El niño se escapó del Hogar Escuela y terminó el año sin escolaridad ni asistencia.
Durante el 2012 hizo su escolaridad en el Multigrado de nuestra escuela, con la misma docente que, comprometida con él desde que lo conoce, lucha por salvarlo.
En el 2013, intervino el Ministerio de desarrollo Social y fue derivado a una colonia de recuperación. La docente y los chicos de su grupo iban incluso a visitarlo durante la internación.
El niño se escapó también de esa institución. En la calle, alguien que se relaciona con él, posiblemente un estudiante de medicina, lo llevó al Hospital Zona Norte porque tenía una gran infección. De allí, volvió a la calle.
Los primeros días de julio del 2013, una docente de la escuela lo reconoció en la plaza y le pidió que se acercara a la escuela. Lo reintegramos, y la abuela “firmó” un compromiso de la asistencia médica que el niño necesita, que no puede cumplir, porque ella misma no lo entiende y/o porque no hay una institución SOCIAL que lo entienda por ella. Con las particularidades de la cuestión, terminó el año sin incidentes demasiado graves.
Este año la familia pidió un cambio de turno y el niño ingresó a un grupo en el que hay chicos más pequeños, según la escolaridad que a él le corresponde. No sé si Ud. lo sabe, pero entre diciembre y marzo hay un tiempo que es ENORME para un chico que vive en la situación que vive él. No hubo problemas los dos o tres primeros días de clase. Luego comenzaron los “estallidos” in crecendo de los que le ahorraré el detalle: en el Ministerio de Educación y de Desarrollo Social y Niñez, conocen todos los pormenores, incluido un incidente en el cual el niño termina internado por cinco días en el Hospital Centenario, luego de que se arrojara delante de un colectivo como corolario de una crisis que comenzó temprano en la mañana. Incluidos también los episodios de ayer, y de hoy, 29 de abril de 2014, con autoridades del Ministerio de Educación presentes y el familiar a cargo, y que siguiendo el “protocolo” indicado hubo que llamar a la Ambulancia del SIES (a partir de lo cual según el “protocolo” sería derivado a internación para su recuperación, allí sí, y nunca antes, nunca antes de una crisis, de un brote, o de cómo se llame), pero NO PUDO HACERSE porque el niño VIOLENTAMENTE se negó.
¿Qué hacemos Gobernador? ¿Declaramos CULPABLE al niño que se negó a ser asistido? ¿Qué significa que ahora “todo esto” -todo EL NIÑO- pasa a disposición del Juez”? Explíqueme, por favor, señor Gobernador, porque no entiendo bien. ¿Qué significa que “el caso” pasa a disposición del Juez? ¿Que la escuela YA DEMOSTRÓ que hizo todo lo que pudo, como alguien dijo por ahí? ¡Ah! ¿Esperábamos eso, Gobernador? ¿Qué la ESCUELA, los docentes de la escuela como hay MONTONES en todas las escuelas públicas DEMOSTREMOS que nuestro compromiso con los pibes es sincero, real, exhaustivo, agotador frente a tanta soledad? ¡Bienvenido sea, entonces! ¡Ya demostramos! Me gustaría entonces que Ud., señor Gobernador, me convenza de que a partir de ahora, él contará con toda la ASISTENCIA SOCIAL Y DE SALUD NECESARIA para volver a ser un niño, con todos los DERECHOS, con los MISMOS derechos que Ud. y que yo queremos para nuestros propios hijos.
Dígame, señor Gobernador, y le prometo que estoy dispuesta a creerle, que Ud. cree como yo que la respuesta para ese niño (y tantos como él) es la INTERVENCIÓN EN SALUD Y SEGURIDAD PORQUE ESTÁ ENFERMO, y que Ud. entiende, tan bien como entiendo yo y los docentes de tantas escuelas, que la “tutela” de las “familias ampliadas” es sencillamente una farsa. EL NARCOTRÁFICO EXISTE, Gobernador. Ud. sabe mejor que yo en qué debilidades se asienta.
Prométame, señor Gobernador, y estoy dispuesta a creerle, que la acción de Gobierno que se piensa para ese niño, y para tantos como él, no será dejarle como único camino la delincuencia a la que conduce el abandono, y la muerte a la que conduce la muerte.
¿Qué es LA SEGURIDAD, esa “señora” tan convocada? ¿Adónde empieza la INSEGURIDAD? Ud. lo debe saber Gobernador, por eso es Gobernador. Yo apenas soy una docente.
¿Qué será una bandera, para este niño, Gobernador? ¿Qué será "la patria", el futuro, todas esas palabras a las que tanto se apela?
Este niño, como tantos que hay en tantas escuelas, no es el único que consume. Su particularidad deviene que él ya cruzó la barrera de cualquier límite. Y SU AUTORIDAD frente a ya TANTOS Ministerios involucrados es una CLARA SEÑAL de que "todo vale". Mientras le escribo esto, las docentes del turno tarde me cuentan que después de todo el escándalo de la mañana, con la ambulancia del SIES incluida, el niño pasó fumando por la escuela a saludar. Le hago una preguntita, una cosita más, y ya no lo molesto: ¿Ud. cree que la tarea de la escuela se agota en la “inclusión”, o acaso como yo, aún no ha renunciado al valor EDUCATIVO que tiene que cumplir la escuela como “transmisor de cultura y fundante de sociedad”?En tal caso, Gobernador, me permito preguntarle ¿a qué SOCIEDAD estamos queriendo apuntalar?
No necesito una respuesta personal, no se moleste. Me gustaría saber a través de alguna acción concreta que favorezca a ese niño, que Ud. y yo, dos ciudadanos de esta provincia, a pesar de todo lo que pueda diferenciarnos, estamos trabajando por lo mismo.
Atentamente.
Elena Rigatuso, docente de una escuela que no tiene mástil.