La primera medida consistió en obligar a bancos y casas de cambio a pedir permiso al ente recaudador de impuestos
antes de autorizar una transacción.
En los meses siguientes se prohibió a las empresas girar dividendos al
exterior, las pensiones procedentes del extranjero se comenzaron a
retribuir en pesos y en julio de 2012 se prohibió la comprar de dólares
con fines de ahorro. Allá donde el Gobierno tapaba un agujero para la
salida de dólares de las arcas estatales miles de ciudadanos encontraban
otros que el Gobierno intentaba tapar después. Así se llegó hasta esta
semana. El martes 21 de enero, tres días antes de que el Gobierno
anunciase que las personas físicas podrían comprar dólares, el Gobierno
obligó a presentar declaraciones juradas para compras por Internet y a
pagar un impuesto del 50% por el monto de la operación. Y el miércoles
limitó a dos veces por año la adquisición de mercancías por Internet.
A Fernández no le gusta la expresión cepo. En octubre de 2012
culpó a los medios de usar esa fórmula:
“El cepo era un instrumento de tortura del siglo XIX. Pero era,
fundamentalmente, un instrumento de inmovilidad, de que nada se mueva,
de que nada ingresa ni egresa. Por eso, acá no existe cepo cambiario.
Por favor cambien ese título mediático”.
Dólar blue
Es la forma políticamente correcta de evitar la palabra
negro. En realidad hace referencia al dólar paralelo, al que
se vende y se compra en el mercado ilegal. A medida que el Gobierno fue restringiendo el acceso al dólar oficial el
blue aumentaba su valor. Así, en octubre de 2011, al inicio de las medidas restrictivas, el dólar oficial costaba 4,24 pesos y el
blue 4,49. El pasado mayo el
blue superó la barrera de los 10 pesos y se le comenzó a llamar
dólar Messi. Pero la divisa del mercado informal también terminó superando a Messi. Esta semana el dólar oficial costaba ocho pesos y el
blue se disparó hasta los 13 para cerrar el viernes a 11,70.
¿Por qué la gente ha insistido en comprar este dólar paralelo tan
caro respecto al oficial? Primero, porque el acceso al oficial se les
fue vetando. Y segundo, porque para muchos ciudadanos comprar dólares es
la única forma posible de ahorrar en un país donde la inflación ronda
el 25%.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, suele insistir en que la
relevancia del dólar paralelo dentro de la economía argentina es
insignificante, que apenas mueve entre un 3% y un 5% de los dólares que
circulan en el mercado. No obstante, el Gobierno nunca dejó de ensayar
medidas para ponerle freno. Hasta ahora, sin éxito.
Arbolitos
Así se les llama a las personas que compran y venden dólares
blue
en plena calle. El nombre deriva del color de la divisa. Suelen
situarse en la céntrica calle Florida de Buenos Aires y sus
inmediaciones, donde proliferan los turistas cargados de divisas.
Cuevas
Son los lugares donde se compran y vende el
dólar negro. Las hay de todo tipo: algunas son trastiendas de pequeños
comercios y otras operan en los lujosos pisos superiores de agencias de
viajes. Cada cierto tiempo, cuando el dólar paralelo se dispara de forma
escandalosa, el Gobierno hace una batida en algunas cuevas. En esos
casos algunas cierran como medida de precaución pero tardan poco en
reemprender su actividad. Algunas cuevas ofrecen la discreción de varios
despachos para atender de forma individual a cada cliente. Y otras
atienden tras unas ventanillas, con lo que el cliente de al lado puede
enterarse de lo que el otro está haciendo.
El precio del dólar
blue suele aparecer minuto a minuto en
varias páginas de Internet. Con lo cual, cuando uno acude a la cueva ya
tiene una referencia. Pero la última palabra siempre la tiene el
“cuevero”. Hay algunos que se niegan a hablar del precio del dólar por
teléfono. Otros no tienen empacho en hacerlo. Si se negocia un buen
precio por teléfono, cuando se acude a las cuevas con ventanilla la
gente anota el importe y la cantidad negociada en un papelito. Así, los
clientes que están al lado no se enteran de nada.
La inflación
Es la madre del cordero, el gran
problema tabú de la economía argentina. Los economistas de los partidos
opositores insisten en que mientras que el Gobierno no aborde un
conjunto de medidas para frenar las escalada de los precios, todo lo que
haga será poner parches. La inflación oficial —
que nadie cree, ni el Fondo Monetario Internacional, ni los sindicatos— se sitúa en 10,9% sobre el PIB. La extraoficial ronda el 25%.
Reservas del Banco Central
Cuando
el Gobierno emprendió en octubre de 2011 su cruzada contra la fuga de
divisas las reservas del Banco Central ascendían a 47.821 millones de
dólares. Y ahora el banco solo dispone de 29.063 millones en
divisas, su peor nivel en siete años. El jefe de Gabinete, Jorge
Capitanich, asegura que si el Ejecutivo no hubiese pagado las deudas que
contrajeron otros Gobiernos las reservas serían de 73.000 millones de
dólares. Pero la oposición cree que el problema es que la falta de
confianza en el Gobierno ha alejado a los inversores. El opositor y
exministro de Economía Roberto Lavagna (2002-2005) señala: "Cuando uno
va manejando -conduciendo- detrás de alguien que hace zig-zag, sabe que
lo que tiene que hacer es alejarse, tomar distancia. Porque si no va a
terminar chocando”.