Tres personas fueron asesinadas a balazos esta madrugada en Rosario en diferentes episodios y con solo seis horas de diferencia, lo que eleva la cifra de homicidios dolosos de 250 en el año 2013, informaron fuentes policiales.
El primer crimen ocurrió alrededor de la 01.00 Hs. en Garay y Alsina, en la zona sur de Rosario, y la víctima fue identificada como Carlos Gregorio Gaitán, de 53 años, señalaron voceros del caso.
De acuerdo a las primeras averiguaciones, Gaitán circulaba en su moto Honda Titán gris por ese lugar cuando fue abordado por dos asaltantes.
Según los investigadores, el hombre habría intentado resistir el robo de su motocicleta y los ladrones le dispararon un tiro en pecho.
El hombre fue trasladado al hospital de Emergencias Clemente Alvarez, al que ingresó fallecido, mientras que el rodado fue abandonado por los delincuentes unas horas más tarde, dijeron a Télam fuentes policiales.
El segundo hecho ocurrió alrededor de las 3 y tuvo como víctima a un joven de 16 años que estaba en la puerta de su casa, en el barrio Puente Gallego de la zona sur de Rosario, cuando al menos dos hombres que se movían en moto pasaron por el lugar y le dispararon, informó la policía.
El menor fue identificado como Brando Ezequiel Bejarano (16), quien ingresó al hospital de Emergencias con una herida de arma de fuego en el tórax y falleció un rato más tarde, dijeron voceros del caso.
En tanto, el tercer homicidio se produjo esta mañana alrededor de las 6.30 en Previsión y Hogar al 7000, en el barrio Las Flores, también de la zona sur de esta ciudad.
Allí la policía encontró el cadáver de un hombre que más tarde fue identificado como Luis Alberto Gómez, de 41 años.
"Tenía un tiro cerca del corazón, pero no se conoce el móvil del crimen", dijo a esta agencia un investigador.
El hombre vivía en pasaje 501 al 900 de Rosario, añadieron las fuentes.
Los tres casos son investigados por la Brigada de Homicidios de la policía local
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Eran cerca de las 22.30 cuando dos hombres en una moto se pusieron a la par de su auto gris metalizado con vidrios polarizados. Uno de ellos le disparó al menos nueve tiros con una pistola. Con seis plomos en su cuerpo, la víctima no pudo controlar su auto, que chocó contra otro y luego se estrelló contra un chalé. El “Tuerto Boli” murió mientras sus agresores se esfumaban.
Padilla y algunos familiares habían sido detenidos en 2008 tras el hallazgo de una cocina de cocaína. En 2010, fue condenado en un juicio abreviado a 6 años y una multa de 50 mil pesos y luego de cumplir tres cuartos de la pena salió en libertad condicional.
Entonces, al parecer, quiso reiniciar sus actividades como narco, para lo que tuvo que ajustar cuentas con un antiguo socio: “El Tuerto C”. En ese marco el 20 de septiembre de 2012 fue asesinado Franco Altamirano, de 19 años, en la puerta de un quiosco de drogas de Tarragona y Juan B. Justo que al parecer se disputaban ambos “tuertos”. Las pistas que colocaban a Padilla como homicida del joven llevaron a los pesquisas a inscribir su homicidio como una venganza.
Santiago Pérez. El “Gordo” Santiago Adolfo Pérez fue asesinado de el 15 de septiembre de 2012. Tenía 35 años y estaba al volante de un Peugeot 308 Cabriolet 2010 que había comprado en enero en unos 160 mil pesos; demasiado para alguien que vivía en un Fonavi sin trabajo declarado.
Sindicado como dealer de drogas del macrocentro rosarino, quienes lo habían visto por esos días lo recordaron como fuera de sí y enemistado con pesados de toda la ciudad. Incluso, el sábado en que fue asesinado había mantenido un áspero diálogo con la hermana de un hombre que está preso en Buenos Aires acusado de liderar una banda de ladrones y reducidores de autos de alta gama. La disputa terminó con una agresión física por parte del Gordo que, según allegados al caso, significó su sentencia de muerte.
Horas antes de ser asesinado, Pérez logró encauzar un problema familiar con su pareja. Pero recibió un llamado a su Nextel y salió a reunirse con una persona, cerca de las 22, en San Juan y Larrea. Luego de unas pocas palabras, un auto color champán con vidrios polarizados pasó por allí, alguien bajó una ventanilla y disparó.
Pérez cayó con cuatro balazos y murió a bordo de su Peugeot negro que ostentaba un calco de San La Muerte. Su crimen dio lugar a una investigación por presunto lavado de dinero que incluyó un allanamiento a la concesionaria donde había comprado el vehículo. También se estableció que un policía en disponibilidad, Juan José Raffo, recientemente detenido por su presunta vinculación con la banda de Los Monos, tenía una tarjeta azul para poder utilizar ese vehículo.
El Japo. Miguel Angel “Japo” Saboldi tenía 35 años y estaba sindicado como segundo de Diego Fabián Cuello, el dueño de una chacra de Alvear donde el 4 de abril pasado se incautaron 19 kilos de droga y armas. Ocho días después ambos estaban presos en la Alcaidía cuando el Japo fue asesinado en un incidente que derivó en un incendio que cobró otras dos vidas.
Fue el 12 de abril, cuando un humo denso empezó a brotar del pabellón 3. Sofocado el fuego, Saboldi apareció muerto mientras otros diez detenidos eran derivados a centros de salud (Guillermo Benavente y Darío Escobar morirían horas después). Si bien primero algunos dijeron que el siniestro había sido accidental, la causa fue caratulada como incendio intencional seguido de muerte, con once imputados.
También por esos días la ex pareja de Saboldi lanzó acusaciones contra el intendente de Villa Gobernador Gálvez, Pedro González, y contra Luis Bassi, un hombre sindicado como narco de esa ciudad que meses después quedaría detenido por su presunta vinculación con bandas narcocriminales investigadas por asociación ilícita en la causa que lleva adelante el juez Vienna.
Pero fuentes cercanas a la investigación presumen que el destinatario de ese ataque no era Saboldi sino Cuello. En este marco, en noviembre pasado trascendieron escuchas que indican que Cuello seguía manejando desde la cárcel de Piñero el negocio narco que se le achaca.