China
BEIJING, China.- La justicia china confirmó la condena a cadena perpetua, pérdida del patrimonio e inhabilitación de ejercer cargos públicos de por vida al ex jerarca Bo Xilai, al rechazar su apelación de la sentencia por corrupción con que lo condenó un tribunal el 23 de septiembre.
La corte anunció el rechazo de la apelación del en su día ministro de Comercio y -hasta su caída en desgracia- jefe del Partido Comunista en la megalópolis de Chongqing poco después de que el convoy que supuestamente escoltaba a Bo ingresara al Alto Tribunal del Pueblo de la provincia de Shandong.
Con la decisión de la corte de apelaciones parece haber concluido para siempre la carrera política de Bo, que a los 64 años era uno de los dirigentes chinos que, hasta su destitución, habían mostrado la mayor proyección y favor popular.
Debido a su política social y sus "campañas rojas" en Chongqing, Bo Xilai -que pese a su gran fortuna promovía un retorno a los orígenes igualitaristas de la Revolución China- era una figura clave del ala más izquierdista del partido y sigue siendo muy popular incluso hoy.
En la apelación, el político alegó que el fallo de septiembre no era justo porque su primera confesión de los hechos fue escrita bajo presión y su esposa no compareció como testigo.
Si bien en China las apelaciones normalmente ratifican la pena impuesta en primera instancia, Bo -a quien los medios estatales mostraron esposado, de pie ante el tribunal- eligió apelar para mostrar a sus partidarios que se debe "luchar hasta el final", opinó en Beijing el politólogo Zhang Ming para la agencia DPA.
En aparente confirmación de esta hipótesis, el abogado Li Xiaoling, cercano a Bo, indicó que el acusado puede agotar otras instancias. Pero el abogado de Bo, Li Guifang, ya había advertido que la "decisión del viernes será el veredicto final. Después de eso, el proceso está terminado".
La corte fue taxativa al advertir que no aprobará una posible petición del sentenciado para que se eleve su caso al Tribunal Popular Supremo del país, informó la agencia EFE.
Bo -que se defendió con extrema vehemencia de los cargos durante su primer juicio por corrupción, malversación y abuso de poder, que se tramitó entre el 22 y el 27 de agosto- cumplirá su condena de por vida en la prisión de Qincheng, al norte de Beijing.
El caso Bo Xilai llevó al Partido Comunista de China a su peor crisis en los últimos años cuando el dirigente, considerado favorito para ocupar uno de los máximos cargos en la cúpula del poder, fue destituido en marzo de 2012 como jefe de partido de Chongqing, una ciudad de 30 millones de habitantes.
Aseguró además que jamás usó su posición privilegiada para tratar de ocultar que su esposa, Gu Kailai, había asesinado a un empresario británico amigo de la familia, Neil Heywood.
Bo era hijo del veterano de la revolución Bo Yibo, quien formó parte del grupo de los "ocho inmortales" del partido.
Sus críticos lo acusan en cambio de haber llevado a cabo todo tipo de maniobras para acabar con cualquier tipo de oposición en Chongqing. Estas cuestiones no salieron a la luz en el proceso.
Su esposa Gu Kailai fue condenada a la pena de muerte en suspenso el año pasado tras ser hallada culpable del asesinato de Neil Heywood. Durante el juicio de Bo, Gu declaró en contra de su marido, pero Bo Xilai aseguró que lo hizo solamente para ver reducida su condena, que no sabía nada del asesinato y que fue ella quien recibió el dinero a cambio de prebendas.
"Su crimen principal fue retar a los líderes", dijo a EFE Willy Lam, experto en política china de la Universidad de Hong Kong.
"(Bo) es un político muy carismático, muy inteligente. En estos términos, mucha gente piensa que era más poderoso que el actual presidente (Xi Jinping)", añadió.
Por su parte, el Gobierno defiende la condena como un ejemplo de su determinación "a tratar por igual a los grandes tigres (pesos pesados del sistema) que hayan cometido crímenes de corrupción", según un artículo publicado por la agencia oficial Xinhua.
Un tribunal chino ratificó la condena de por vida a Bo Xilai
BEIJING, China.- La justicia china confirmó la condena a cadena perpetua, pérdida del patrimonio e inhabilitación de ejercer cargos públicos de por vida al ex jerarca Bo Xilai, al rechazar su apelación de la sentencia por corrupción con que lo condenó un tribunal el 23 de septiembre.
La corte anunció el rechazo de la apelación del en su día ministro de Comercio y -hasta su caída en desgracia- jefe del Partido Comunista en la megalópolis de Chongqing poco después de que el convoy que supuestamente escoltaba a Bo ingresara al Alto Tribunal del Pueblo de la provincia de Shandong.
Con la decisión de la corte de apelaciones parece haber concluido para siempre la carrera política de Bo, que a los 64 años era uno de los dirigentes chinos que, hasta su destitución, habían mostrado la mayor proyección y favor popular.
Debido a su política social y sus "campañas rojas" en Chongqing, Bo Xilai -que pese a su gran fortuna promovía un retorno a los orígenes igualitaristas de la Revolución China- era una figura clave del ala más izquierdista del partido y sigue siendo muy popular incluso hoy.
En la apelación, el político alegó que el fallo de septiembre no era justo porque su primera confesión de los hechos fue escrita bajo presión y su esposa no compareció como testigo.
Si bien en China las apelaciones normalmente ratifican la pena impuesta en primera instancia, Bo -a quien los medios estatales mostraron esposado, de pie ante el tribunal- eligió apelar para mostrar a sus partidarios que se debe "luchar hasta el final", opinó en Beijing el politólogo Zhang Ming para la agencia DPA.
En aparente confirmación de esta hipótesis, el abogado Li Xiaoling, cercano a Bo, indicó que el acusado puede agotar otras instancias. Pero el abogado de Bo, Li Guifang, ya había advertido que la "decisión del viernes será el veredicto final. Después de eso, el proceso está terminado".
La corte fue taxativa al advertir que no aprobará una posible petición del sentenciado para que se eleve su caso al Tribunal Popular Supremo del país, informó la agencia EFE.
Bo -que se defendió con extrema vehemencia de los cargos durante su primer juicio por corrupción, malversación y abuso de poder, que se tramitó entre el 22 y el 27 de agosto- cumplirá su condena de por vida en la prisión de Qincheng, al norte de Beijing.
El caso Bo Xilai llevó al Partido Comunista de China a su peor crisis en los últimos años cuando el dirigente, considerado favorito para ocupar uno de los máximos cargos en la cúpula del poder, fue destituido en marzo de 2012 como jefe de partido de Chongqing, una ciudad de 30 millones de habitantes.
Aseguró además que jamás usó su posición privilegiada para tratar de ocultar que su esposa, Gu Kailai, había asesinado a un empresario británico amigo de la familia, Neil Heywood.
Bo era hijo del veterano de la revolución Bo Yibo, quien formó parte del grupo de los "ocho inmortales" del partido.
Sus críticos lo acusan en cambio de haber llevado a cabo todo tipo de maniobras para acabar con cualquier tipo de oposición en Chongqing. Estas cuestiones no salieron a la luz en el proceso.
Su esposa Gu Kailai fue condenada a la pena de muerte en suspenso el año pasado tras ser hallada culpable del asesinato de Neil Heywood. Durante el juicio de Bo, Gu declaró en contra de su marido, pero Bo Xilai aseguró que lo hizo solamente para ver reducida su condena, que no sabía nada del asesinato y que fue ella quien recibió el dinero a cambio de prebendas.
"Su crimen principal fue retar a los líderes", dijo a EFE Willy Lam, experto en política china de la Universidad de Hong Kong.
"(Bo) es un político muy carismático, muy inteligente. En estos términos, mucha gente piensa que era más poderoso que el actual presidente (Xi Jinping)", añadió.
Por su parte, el Gobierno defiende la condena como un ejemplo de su determinación "a tratar por igual a los grandes tigres (pesos pesados del sistema) que hayan cometido crímenes de corrupción", según un artículo publicado por la agencia oficial Xinhua.