Un condenado a perpetua escapaba de noche para reuniones amorosas con una penitenciaria.
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Su condena. Gastón Héctor Alvarado (en el fondo, de campera negra) fue
condenado por los jueces de la Sala I a reclusión perpetua el 10 de
junio del 2003 por el asesinato del anciano Enrique Loyola. |
Como en una historia de novela, sólo que los protagonistas son un preso y
una guardiacárcel del Penal de Chimbas. Él, un condenado a perpetua;
ella, una celadora del Sector IV de la penitenciaria. Un romance más,
pero con el increíble condimento de que el reo hacía peripecias para
escapar de noche para verse en la calle con la penitenciaria y tener sus
citas clandestinas en un hotel alojamiento, revelaron fuentes del caso.
La aventura parece que venía de tiempo atrás y la intención del interno
jamás fue escaparse, todas las veces volvía; pero el amorío tuvo un
final inesperado cuando lo descubrieron regresando a escondidas y no
tuvo más remedio que contar todo.
Hay quienes dicen que ‘en el amor se gana o se pierde, pero siempre se
aprende’. Aquí ambos perdieron y de seguro van a aprender. Gastón Héctor
Alvarado (33) fue trasladado del sector abierto de la cárcel a la celda
común de un pabellón, además puso en riesgo la posibilidad de obtener
algún beneficio a partir de agosto próximo cuando cumpla la mitad de su
condena y encima lo acusan del delito de evasión. Su supuesta amante,
una agente de apellido Bazán, fue suspendida en sus funciones y ahora
está siendo investigada internamente y por una causa penal por presunta
facilitación de evasión, revelaron fuentes del Servicio Penitenciario
Provincial.
Un homicida:
Alvarado es aquel que el 14 de julio de 2001 asesinó al anciano Enrique
Loyola (75), asfixiándolo con una prenda de vestir, cuando entró a robar
junto a sus cinco amigos a una casa del Bº Río Negro, Pocito. En junio
del 2003, lo condenaron a reclusión perpetua y desde entonces pasa sus
días en la cárcel. Cumple su pena en el 2026. Su conducta ejemplar le
permitió que lo alojaran en el sector de autodisciplina, unas piezas
ubicadas cerca de la granja y con un régimen casi abierto dentro del
Penal. Prácticamente no tienen vigilancia, de hecho Alvarado realizaba
tareas de limpieza y mantenimiento en cualquier lugar y gozaba de mucha
confianza por parte de los penitenciarios, explicaron. Fue así también
que conoció a la agente Bazán y hace unos meses aparentemente iniciaron
una relación sentimental. ‘Los veíamos charlando muy seguido’, contó un
celador.
El escándalo
El rumor sobre ese romance llegó a oído de los jefes, pero el escándalo
estalló al conocerse versiones de que habían visto, en dos ocasiones, a
la penitenciaria y Alvarado juntos en otro lugar que no era la cárcel.
Los guardiacárceles empezaron a controlar al preso y la noche del 16 de
este mes notaron que no estaba en su pieza, señaló un guardia. ¡Oh,
casualidad! La agente había terminado su turno a las 20, explicó la
fuente. Ese día, antes de la medianoche, los penitenciarios
sorprendieron a Alvarado cuando se descolgaba de un muro que da a
avenida Benavidez para entrar de nuevo al Penal. La versión es que la
agente aparentemente estaba afuera y desapareció al ver a los
uniformados. El reo después confesó todo. Contó que no era su intención
fugarse y que salía sólo para verse con Bazán. También relató que lo
había hecho varias veces y que habitualmente iban a un hotel alojamiento
de Chimbas, según fuentes penitenciarias.
Fuente: Diario de Cuyo