“Los k cambian las reglas de juego a su antojo.”

Imaginemos por un momento una final de fútbol. En la Bombonera juegan Boca y San Martín de San Juan. Son los últimos segundos del partido y San Martín gana 1 a 0.
           
El partido terminó 6 a 1 a favor de San Martín (S.Juan)

 El presidente de Boca entra al campo de juego y con altavoces -para que escuchen todos- interpela al árbitro: “¿Vivimos en democracia?”. “Sí” - Contesta el árbitro sorprendido; Ante el titubeo del hombre vestido de negro el presiente lo increpa: “Entonces ¿Por qué se apresta a terminar un partido cuando el pueblo que desborda las tribunas quiere que continúe?”. “Bueno –responde el referí- porque así lo indica el reglamento, son las reglas de juego.“Pero acaso –insiste el presidente- por sobre las mismísimas reglas del juego ¿no está la Soberanía Popular?”Claro” –responde el árbitro confundido- “Entonces”, dice el presidente, “¡Qué levanten la mano quienes quieren 30 minutos más de juego!” La ovación deja atónitos al árbitro y también a los jugadores visitantes que se aprestaban a festejar un triunfo histórico.

                       
 Felizmente, con mafias, barras bravas y todo, el mundo del fútbol es más respetuoso de las reglas de juego que el mundo de la política. Las reglas se pueden cambiar, pero nunca en beneficio directo de quienes están involucrados en el juego. La división de Poderes es una conquista de la humanidad. Claro que pone límites. Pero ninguna Nación ha dejado de progresar porque el Estado tuviera que respetar esos límites. Muy por el contrario, el sistema de contrapesos crea las condiciones de confianza y seguridad para que nadie sienta que la arbitrariedad habrá de posarse sin límites sobre existencia.

                       
Cualquier reforma profunda al Poder Judicial debe darse en el contexto de un amplio debate. Amplio en el sentido que intervenga el mayor número de ciudadanos posible y también con la extensión de los tiempos que estos temas requieren –dado que la inmensa mayoría somos legos-. Y deben quedar para un período en el que no estén presentes los protagonistas de hoy. Entonces sí, el cambio de reglas es aceptable.

                       
 Cuando el procedimiento es exprés, a toda velocidad y sin debate; no se trata de Democratizar. Se trata de invadir, colonizar, subordinar desde el Poder Ejecutivo un Poder Judicial que no le responde de manera automática. Soy testigo de la genuflexión con la que la mayoría de los diputados del oficialismo actúa frente a los proyectos enviados por el Ejecutivo. 

En muchos casos “no se les puede tocar ni una coma”, aunque estén mal redactados. Mejor actitud sería involucrarse en los temas y realizar aportes para que los proyectos surjan perfeccionados. Pero no, bajo la excusa que “tienen que gobernar y acompañar”, asumen la actitud de levanta-manos omitiendo que son representantes del Pueblo y que en nada dañarían a su gobierno con una intervención laboriosa y creativa. Ahora el Ejecutivo quiere la misma actitud del Judicial. Incluso por sobre la Constitución.

                        

No creo que lo hagan con mala intención. Creo que interpretan que tienen la legitimidad popular y que poderes corporativos no los dejan actuar con eficiencia. Y para lograrla tienen que barrer con todo tipo de obstáculo. Lo que no están viendo, a mi modesto entender, es que avanzan sin cortapisa hacia la ecuación de “la suma del Poder público” y eso en sí mismo es reaccionario. 

Pertenece a una época de sociedades más simples, donde se atribuía a pocos individuos capacidades sobresalientes y donde los caudillos tenían la centralidad del Poder con las deficiencias que esto imponía en todos los aspectos. Algunos de los que alientan este retroceso son afectos a las peores experiencias autoritarias extranjeras y nativas. Y no pueden ver el error en el que se encuentran.

                         

Después de 30 años de haber recuperado la Democracia, el mínimo común denominador que debería unirnos, más allá de diferencias, es el respeto por las reglas de juego. En nuestro caso la Constitución o las leyes electorales. Cuando se insiste en violarla o cambiarlas para perpetuarse en el Poder se alienta la rebelión popular. Y la historia, en este sentido, ya nos ha dado suficientes lecciones.

Mario Mazzitelli – Sec. Gral. PSA (Argentino)
Pre candidato a Diputado Nac. Pcia. Bs. As.

Diario Digital Algo en Común. El diario de Rosario

Algo en Común surgió a través de un programa comunitario de radio, puesta en marcha el 4 de agosto de 1996 y durante 23 años perduró en el aire de Rosario, Argentina.

El 1º de febrero de 2012 fue la aparición del Diario Digital Algo en Común desde el blog https://radioalgoencomun.blogspot.com/ que aún sigue vigente.

Hoy gracias a la herramienta de internet se ha constituido el diario digital como uno de los medios alternativos con mayor alcance en América y Europa. El país con mayor presencia es Estados Unidos que supera el 60% de la cantidad de lectores que acompaña las ediciones del Diario Algo en Común. En el 2018 superó los 90 millones de visitas y al 1º de Febrero 2021 alcanzó los 137 millones desde su creación, llegando a cada lector y traducida en todos los idiomas a cualquier punto del mundo, posicionando a este medio entre uno de los destacados de latinoamérica.

La web de nuestro portal Digital Algo en Común

http://www.algoencomun.com.ar