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Buenos Aires
Se realizan en quintas o predios alquilados. En este tipo de eventos no hay control de ningún tipo: entran menores, se vende alcohol sin permiso y no hay inspecciones edilicias.
El fenómeno de las fiestas clandestinas en quintas o predios alquilados no para de crecer y preocupa a los organismos de control.
Se trata de eventos en los cuales no hay control de ningún tipo, no cumpliendo con las normativas vigentes. Se vende alcohol indiscriminadamente, la seguridad se deja en manos de personal no especializado ni registrado y los predios no son inspeccionados.
Pero en el marco de estos eventos se suceden hechos de sangre como el ocurrido en el partido de Merlo, en donde un chico resultó apuñalado, según publicó diario Popular.
"En estas fiestas clandestinas concurren adolescentes que son convocados a través de internet, sin saber a dónde van realmente, y por supuesto sus padres tampoco”, sostuvo Ricardo Giacomino, secretario general del distrito a ese diario.
En efecto, las redes sociales son la herramienta principal para concretar estas convocatorias, en lugares siempre rotativos para burlar los controles.
Por su parte, Juan Lauro, titular del Registro Provincial de Comercialización de Bebidas Alcohólicas, explicó a ese diario cómo realizan sus tareas los inspectores.
“Hacemos un seguimiento con las herramientas que tenemos. Sabemos que no podemos vulnerar derechos constitucionales, porque estas fiestas se hacen en espacios privados, entonces primero hay que confirmar que se transgreden las normas. Nuestros inspectores también buscan información para interceptar las fiestas en las redes sociales”.
Pero los riesgos no se asumen gratuitamente para los organizadores. Detrás se esconde un negocio millonario: las entradas valen un promedio de 100 pesos, sumado el valor del traslado hasta estas quintas. A eso hay que sumerle la venta de bebidas alcohólicas, de drogas y en ocasiones, el alquiler de las habitaciones de algunas quintas.