La investigación, citada por el diario británico The Guardian, puntualiza que las mujeres que trabajaron en el último mes de gestación tuvieron bebés con menos peso que aquellas que dejaron de asistir a sus tareas entre el sexto y el octavo mes.
Según el estudio, el efecto del trabajo
continuo en la etapa final del embarazo era igual al que se exponen
aquellas madres que fuman, ya que en ambos casos los bebés crecían con menos rapidez en el vientre.
Investigaciones anteriores han demostrado que los niños que pesan menos al nacer tienen mayores riesgos de sufrir lento desarrollo y una salud más débil, e incluso podrían tener más problemas en el futuro.
En este sentido, tomarse la licencia por maternidad tempranamente resultaba especialmente beneficioso para aquellas madres de menor nivel educativo,
sugiriendo que los efectos de “no frenar” durante la gestación se veían
posiblemente amplificados por un trabajo físicamente más exigente.
Fuera de los supuestos normales de prevención de riesgos, el embarazo es una circunstancia excepcional que requiere extremar la protección de la madre y del futuro hijo
y en determinados puestos de trabajo, la adaptación y mejora de
condiciones laborales tiene que ser una tarea inmediata para llevar a
cabo.
Fuente: Iprofesional