La capital
Las cartas ya están echadas. Desde el primer registro
abierto en el verano, cuando los vecinos no llegaron a juntar un 33 por
ciento de posiciones contrarias a la apertura pasó mucha agua bajo el
puente.
En la zona se alzaron voces críticas a la
convocatoria y se pidió reabrir el registro. A las quejas las amplificó
el concejal del PRO Rodrigo López Molina quien ayer celebró el nuevo
resultado como una "confirmación de que nuestra preocupación no era
abstracta ni irreal".
Lo cierto es que ayer venció el plazo para expresar
oposición a la apertura del boliche. De las primeras 86 firmas el
registro pasó a unas 230, cifra cercana al 40 por ciento de quienes
pueden expresar su negativa y "holgadamente" superior al exigido para
denegar la habilitación.
Aun así, la cifra exacta —adelantó Celis— se conocerá
recién el viernes, después de que se chequee que todas las firmas
figuren en el listado del municipio, que cada domicilio no supere los 50
metros contados desde cualquier límite del futuro boliche y que se haya
adjuntado la documental requerida (DNI y acreditación de residencia).
La cuidadosa revisión no correrá sólo a cargo del municipio, sino también de vecinos y representantes de Esperanto.
El dueño del local aseguró que "de arranque"
advirtieron "muchísimas irregularidades", como repetición de firmas o el
hecho de que "más de 110 ó 115 no acreditaron residencia o les faltó
documentación".
Por esa razón, adelantó, plantearán "desestimar las
firmas no amparadas por la norma" y agotarán la vía administrativa. Si
ese camino no alcanza para allanar la habilitación de Esperanto, dijo
Capucci, darán batalla judicial y recurrirán al "juicio ordinario".